11 de noviembre de 2016

VIERNES DE LA XXXII SEMANA

Donde esté el cadáver se juntarán los buitres

Lectura de la segunda carta
del Apóstol San Juan 1,4-9.

Me he alegrado muchísimo al encontrar a algunos hijos tuyos que viven en la verdad, según el mandamiento que hemos recibido del Padre.
Y ahora te ruego: amémonos los unos a los otros. Con lo cual no te comunico un nuevo mandamiento, sino que el que tenemos desde el principio.
El amor consiste en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el amor.
Porque han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el Anticristo!
Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución.
Todo el que se aventura más allá de la doctrina de Cristo y no permanece en ella, no está unido a Dios. En cambio, el que permanece en su doctrina está unido al Padre y también al Hijo. 
Palabra de Dios

SALMO Sal 119,1.2.10.11.17.18. 
R: Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.

Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor. R.

Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón. R.

Yo te busco de todo corazón:
no permitas que me aparte de tus mandamientos. R.

Conservo tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti. R.

Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra. R.

Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas     17, 26-37

Jesús dijo a sus discípulos:
«En los días del Hijo del hombre sucederá como en tiempo de Noé. La gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio, que los hizo morir a todos.
Sucederá como en tiempos de Lot: se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se construía. Pero el día en que Lot salió de Sodoma, cayó del cielo una lluvia de fuego y de azufre que los hizo morir a todos. Lo mismo sucederá el Día en que se manifieste el Hijo del hombre.
En ese Día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en la casa, no baje a buscarlas. Igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás. Acuérdense de la mujer de Lot. El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, la conservará.
Les aseguro que en esa noche, de dos hombres que estén comiendo juntos, uno será llevado y el otro dejado; de dos mujeres que estén moliendo juntas, una será llevada y la otra dejada.»
Entonces le preguntaron: « ¿Dónde sucederá esto, Señor?»
Jesús les respondió: «Donde esté el cadáver, se juntarán los buitres.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Tres cartas se le atribuyen a san Juan. El autor se presenta como «el anciano», o también «el presbítero», título que describe la autoridad o el papel de responsabilidad respecto a la comunidad.
La de hoy, va dirigida a Electa. Resulta difícil saber si se refiere a una señora cristiana o a una comunidad del Asia Menor. De cualquier modo las consignas que presenta son muy claras: la caridad y la verdad.
Desde los primeros escritos del Nuevo Testamento, las cartas de los Apóstoles, muestran que la Iglesia, desde el comienzo, ha enfrentado movimientos peligrosos para la fe auténtica.
Después de una breve exposición acerca del mandamiento del amor, la carta, advierte acerca de muchos seductores que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne mortal. Se pone en juego la verdad de la «encarnación» de Dios. Algunos grupos formados por gente altamente «espiritual», siguiendo a algunos filósofos griegos, desprecian la «materia» y la «carne», y encuentran chocante la encarnación de Dios.
A la luz de la primera carta de Juan, se entiende la dureza del rechazo de los seductores, si tenemos en cuenta la unión que se hace entre el mandamiento del amor y la confesión de la fe: «el que se mantiene en la enseñanza posee al Padre y al Hijo». Mantenerse en la enseñanza es amar con un amor que viene de Dios. Creer y amar están íntimamente entrelazados. Esta carta pone de manifiesto hasta qué punto fe y amor están íntimamente unidos también para nosotros.
***
Si ayer nos anunciaba Jesús que el Reino es imprevisible, hoy refuerza su afirmación comparando su venida a la del diluvio en tiempos de Noé y al castigo de Sodoma en los de Lot.
El juicio se desvela en forma de sorpresa. El diluvio sorprendió a la mayoría de las personas muy entretenidas en sus comidas y fiestas. El fuego que cayó sobre Sodoma, encontró a sus habitantes muy ocupados en sus proyectos. Hoy los hombres seguimos ocupados en lo que creemos, son las grandes cosas de la vida: el consumo, la producción, el sexo, la afición por los negocios, comidas, comercio.
Lo cotidiano de una existencia con estas preocupaciones nos absorbe, no se llega a ver nada más allá de todo esto; de tal forma que se olvida la dimensión de profundidad de la vida. Dios nos llama y quiere convertirnos a la auténtica verdad de nuestra vida. Ante esta llamada pueden darse dos tipos diferentes de fracaso: el de aquéllos que están demasiado ocupados en sus cosas y simplemente prefieren no escuchar, como los habitantes de Sodoma; o el de aquéllos que escuchando la llamada sienten la nostalgia del mundo que dejan, retornando hacia lo antiguo como la mujer de Lot.
La venida del reino establece en el mundo sus propias fronteras. Los judíos suponían que la salvación se inclinaría hacia los hombres de su pueblo y mientras tanto los gentiles sufrirían la condena. La palabra de Jesús destruye esa confianza. Salvación y condena responden a la hondura radical de cada vida. Aunque duerman marido y mujer en una misma cama, el juicio pasará precisamente por el medio de los dos, separando la actitud y la verdad de cada esposo. Lo mismo sucede con los empleados que trabajan en el campo; o con las mujeres que muelen en el cuarto más profundo de la casa: aparentemente han compartido unos valores y unos fallos; pues bien, el juicio los espera; en la hondura de su vida son distintos. La venida y el encuentro con Jesús dividen nuestra vida en un “antes” y en un “ahora”. No podemos seguir a Jesús en la novedad de la vida del reino y vivir como antes.
Dios no se ocupa de apariencias. Lo que realmente importa es la actitud, la decisión fundamental, aquella hondura en que se deciden los valores y las opciones fundamentales de la vida.
“Donde está el cadáver se reunirán los buitres”. Con esta expresión que corresponde a un antiguo refrán popular, que significa “en todas partes”, Jesús responde a la pregunta acerca de el “dónde” del juicio.
Jesús nos invita a tomarnos en serio lo único que tenemos: la vida. Y en la vida, este momento presente, del que disponemos ahora. Si la pretendemos guardar egoístamente para nosotros se nos escapa. Sólo compartiéndola con los hermanos podremos disfrutarla y gozarla en plenitud. Compartiendo “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de las personas de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”. Gaudium et Spes, 1

Para discernir

•    ¿Cómo vivo el presente?
•    ¿Vivo una sana tensión hacia el futuro?
•    ¿Qué actitudes revelan el valor que define mi vida?

Repitamos a lo largo de este día

…El amor consiste en vivir según sus mandamientos…

Para la lectura espiritual

La vida es una oportunidad, tómala
La vida es belleza, admírala.
La vida es bienaventuranza, saboréala.
La vida es un sueño, conviértela en una realidad.
La vida es un desafío, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.

La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es una riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózalo.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es promesa, cúmplela.

La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una lucha, combátela.
La vida es una aventura, córrela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.

Madre Teresa de Calcuta.

Para rezar

Oración de Abandono

Qué difícil es alabarte en medio de la prueba Señor,
pero hoy lo quiero hacer.
Qué difícil es abandonarme a tu Santa Voluntad,
pero hoy lo quiero hacer.
Qué difícil es confiar en medio de las malas noticias,
pero hoy lo quiero hacer.
Por eso en medio de toda la prueba,
gracias Señor por las cosas que permites.
Hoy me abandono por completo en tus manos,
al enfrentarme a cosas tan grandes para mí,
pero tan pequeñas para tí.
Y hoy, hoy confío en que tengo un Padre Celestial
para quien las malas noticias que yo recibo,
son la forma de mostrar su poder y su amor.
Por eso aunque no pueda entender, te alabo.
Aunque me sea difícil, me abandono.
Y aunque las malas noticias caigan de todas partes,
hoy confío en ti, Señor.
De esta forma seré testigo de tu poder,
tu amor, tu grandeza y de cómo enseñas estas cosas
a los mansos y humildes,
para confundir a los poderosos y fuertes de este mundo. Amén.

Piera Ferrari

Si de San Martín de Tours

Isaías 61,1-3a
S.R. 88,2-5.21-22.25.27
2 Cor. 5,14- 20
Mt. 25, 31- 40

11 de noviembre- SAN MARTIN DE TOURS

“Oriundo de Sabaria (Panonia), hijo de un tribuno romano, se alistó como soldado a los quince años: en este período es cuando tuvo lugar la famosa escena de partir la capa militar para darle la mitad a un pobre. Bautizado a los dieciocho años, abandonó la milicia para convertirse en discípulo de san Hilario de Poitiers. Tras un viaje a la patria, empezó a hacer vida eremítica en la isla Gallinaria, cerca de Génova. Más tarde, fundó en Ligugé, el primer cenobio de Occidente.
El pueblo lo eligió como obispo de Tours. Siendo obispo fundó el Maius Monasterium, destinado a ser un gran centro de vida religiosa, de donde debían salir muchos candidatos al episcopado. Misionó el centro de Francia y se puso en contacto con las autoridades políticas, sobre todo para obtener la paz en los asuntos de los herejes priscilianistas, lo que le causo la enemistad de algunos.
Murió el 8 de noviembre en Candes, durante la visita pastoral del año 397, un testigo directo dice que en sus funerales, celebrados el día 11, concurrió una impresionante multitud de fieles, en especial monjes y vírgenes. Martín es uno de los primeros santos no mártires venerados en la liturgia, sino el primero.
Los reyes francos conservaban como reliquia insigne la capa que se tenía como la de san Martín: el custodio de ésta se titulaba “capellán” y el nombre “capilla” procede del lugar donde se guardaba esa capa.”   

“El Santoral del calendario” CPL 83. Barcelona, 1999


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