23 de febrero de 2017

23 de febrero de 2017 – TO  - JUEVES DE LA SEMANA VII

Si tu mano es ocasión de pecado, córtala

Lectura del libro del Eclesiástico 5, 1-8

No te fíes de tus riquezas
ni digas: «Con esto me basta.»
No dejes que tu deseo y tu fuerza
te lleven a obrar según tus caprichos.
No digas: «¿Quién podrá dominarme?»,
porque el Señor da a cada uno su merecido.
No digas: «Pequé, ¿y qué me sucedió?»,
porque el Señor es paciente.
No estés tan seguro del perdón,
mientras cometes un pecado tras otro.
No digas: «Su compasión es grande;
Él perdonará la multitud de mis pecados»,
porque en él está la misericordia, pero también la ira,
y su indignación recae sobre los pecadores.
No tardes en volver al Señor,
dejando pasar un día tras otro,
porque la ira del Señor irrumpirá súbitamente
y perecerás en el momento del castigo.
No te fíes de las riquezas adquiridas injustamente:
de nada te servirán en el día de la desgracia. 
Palabra de Dios.

SALMO Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: 39, 5a) 
R. ¡Feliz el que pone su confianza en el Señor!

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche! R.

El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien. R.

No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento,
porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Marcos    9, 41-50

Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Porque cada uno será salado por el fuego.
La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar?
Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

El sabio nos da hoy un serio aviso: «No confíes en tus riquezas… no confíes en tus fuerzas, porque el Señor te exigirá cuentas».
Algunos se sienten seguros porque se fían de sus riquezas; otros se sienten «poderosos» porque se escudan en la bondad y la paciencia de Dios: «He pecado y nada malo me ha sucedido, porque él es un Dios paciente». Esto no debe ser excusa para hacer nuestro capricho; Dios tiene mucha paciencia, pero también es justo.
La consigna del sabio: «No tardes en volverte a él y no des largas de un día para otro», nos invita a que no nos fiemos de nuestras fuerzas, ni estemos demasiado satisfechos de cómo vaya nuestra vida, sino más bien que pensemos si estamos dando los frutos que Dios espera de nosotros y nos preocupemos de hacer el bien.
***
El evangelio de hoy nos recuerda una serie de rasgos que deberían presentar los que quieren seguir al Maestro de Nazaret. Jesús invita a una actitud resuelta, incluso radical, expresada con imágenes casi agresivas: “Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela”. Jesús se mantiene duro en las exigencias. Hay situaciones o realidades en las que la pedagogía del Señor carecerá de espera compasiva. Llama la atención la firmeza de sus palabras y su juicio determinante. ¿Es que acaso pide verdaderamente una mutilación cuando una parte del cuerpo es causa de escándalo? Como en otros casos, las palabras son fuertes y despiadadas, a fin de indicar la gravedad de la situación.
Estamos ante expresiones que han de ser comprendidas en su significado y no aceptadas en su sentido literal, porque llevarían a constatar una incoherencia con el resto del mensaje de Jesús.
Las imágenes que usa Jesús son fuertes: hay que extirpar todo lo que en uno mismo se oponga a vivir el mensaje de salvación y cause daño a los que quieren ser fieles a él. Sólo una decisión fuerte lleva a la vida, la opción contraria lleva a la muerte. La imagen de la vida, está en paralelo con la del reino de Dios. La propuesta invita a asegurar la plenitud de vida tanto en el mundo presente como en el futuro. Hay que hacer opciones, por dolorosas que sean, pues son opciones entre el éxito y el fracaso de la existencia: toda tarea, comportamiento o anhelo que esté viciado por el egoísmo o la ambición de poder hay que suprimirla, porque pone en peligro la fidelidad al mensaje e impide nuestro crecimiento.
La petición de Jesús trae de la mano la actitud de conversión y ésta “compromete” toda la vida. La mano, o el pie, o el ojo que pecan están dirigidos por un cerebro y por una voluntad muchas veces enferma.
De nada serviría privarse de un miembro sin entrar en las causas. La conversión tiene que ver con todo el hombre y no con una de sus partes. La maldad viene del interior del hombre y no del exterior (cf. 7, 20-23).
Las palabras fuertes en los pasajes de hoy, nos hablan de mensajes fuertes y arriesgados, sin apelación, destinados a concientizar a las personas y enfrentarlas sin posiciones lavadas ante la presencia trágica del mal.
Nosotros también, sin darnos cuenta, muchas veces nos encontramos rodando en una complaciente connivencia con el mal, cubierta de un lustre de espiritualismo, necesidades sociales o jurídicas: “¿qué tiene de malo?”, “lo hacen todos”. Esta nefasta actitud tiene el poder de licuar la conciencia moral, de modo que los valores quedan empobrecidos y degradados, y el indiferentismo reine como soberano. No es cuestión de irnos cortando de a partes (lo que por cierto no haremos), sino de convertir el corazón y desde la vida de la gracia darle a nuestro cuerpo y nuestra alma la unidad que necesitan.

Para discernir

¿Qué parte de mí arrancaría con fuerza?
¿Con qué lugar de mi corazón está conectado lo que arrancaría?
¿Cuáles son los caminos positivos para revertir la situación, sin bisturí, ni navaja, ni hacha?
¿Qué situaciones avalo con el refugio de “todos los hacen”?

Repitamos a lo largo de este día

…”No escandalicemos a los pequeños que tienen fe”…

Para la lectura espiritual

Los caminos para entrar en la vida eterna

…” ¿Queréis que os indique los caminos de la conversión? Son numerosos, variados y diferentes, pero todos conducen al cielo. El primer camino de la conversión es aborrecer nuestros pecados. “Empieza tú a confesar tus pecados para ser justo.” (Is 43,26) Esto porque dice el profeta: “Me dije: -confesaré al Señor mis culpas.- Y tú perdonaste mi falta y mi pecado.” (Sal 31,5) Condena tú mismo las faltas que has cometido y esto bastará para que el Maestro te escuche. El que condena sus pecados irá con más cuidado para no recaer en ellos…
Hay un segundo camino que no es inferior al primero y es: no guardar rencor a nuestros enemigos, dominar nuestra cólera para perdonar las ofensas que nos infligen nuestros compañeros de servicio, porque así obtendremos el perdón de las ofensas contra el Maestro. Es la segunda manera de obtener la purificación de nuestras faltas. “Si perdonáis a vuestros deudores, dice el Señor, mi Padre que está en el cielo perdonará también vuestras faltas.” (Mt 6,14)
¿Quieres conocer el tercer camino de la conversión? ES la oración ferviente y atenta desde el fondo del corazón… El cuarto camino es la limosna. Tiene un poder considerable e indecible… Luego, la modestia y la humildad no son medios menores para destruir el pecado desde la raíz. Tenemos como testimonio de ello el publicano que no podía proclamar sus buenas acciones sino que en su lugar ofreció su humildad y depositó ante el Señor el pesado fardo de sus faltas.
(Lc 18,9ss)
Acabamos de indicar cinco caminos hacia la conversión… ¡No te quedes inactivo sino que cada día avanza por estos caminos! Son fáciles, y a pesar de tus miserias puedes ir por ellos”… 
Juan Crisóstomo obispo de Antioquia y Constantinopla,
Doctor de la Iglesia Sermón sobre el demonio tentador; PG 49, 263-264

Para rezar

La alegría de los limpios de corazón

Felices los que tienen
un corazón puro,
porque verán a Dios.

¡Feliz de ti!
Si tienes un corazón limpio,
libre de maldades y malicias,
libre de dobleces y falsedades,
libre de orgullo y autosuficiencia,
libre de odios y rencores.

Feliz de ti
si tienes un corazón limpio,
libre de cegueras y caprichos,
de egoísmos y resentimientos,
abierto a la verdad y el amor,

para buscarlos apasionadamente.

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