23 de agosto de 2017 – TO – MIÉRCOLES DE LA XX SEMANA
Los últimos
serán los primeros
Lectura del libro de los
Jueces 9, 6-15
Se reunieron todos los señores de Siquém y
todo Bet Miló, y fueron a proclamar rey a Abimélec, junto a la encina de la
piedra conmemorativa que está en Siquém.
Cuando le llevaron la noticia a Jotám,
este se puso en la cima del monte Garizím, y gritó con voz potente:
«Escúchenme, señores de Siquém, y que Dios los escuche a ustedes: Los árboles
se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernará. Entonces dijeron
al olivo: “Sé tú nuestro rey.” Pero el olivo les respondió: “¿Voy a renunciar a
mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme
por encima de los árboles?”
Los árboles dijeron a la higuera: “Ven tú
a reinar sobre nosotros.” Pero la higuera les respondió: “¿Voy a renunciar a mi
dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?” Los
árboles dijeron a la vid: “Ven tú a reinar sobre nosotros.” Pero la vid les
respondió: “¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los
hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?”
Entonces, todos los árboles dijeron a la
zarza: “Ven tú a reinar sobre nosotros.” Pero la zarza respondió a los árboles:
“Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse
bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los
cedros del Líbano.”»
Palabra de Dios.
SALMO Sal 20, 2-3.
4-5. 6-7 (R.: 2a)
R. Señor, el rey se
regocija por tu fuerza.
Señor, el rey se regocija por tu fuerza,
¡y cuánto se alegra por tu victoria!
Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
R.
Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro
puro.
Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre. R.
Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 19,30- 20,16
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un
propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su
viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a
otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les
pagaré lo que sea justo.” Y ellos fueron.
Volvió a salir al mediodía y a media
tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía
a otros, les dijo: “¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?”
Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado.” Entonces les dijo: “Vayan
también ustedes a mi viña.”
Al terminar el día, el propietario llamó a
su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando
por los últimos y terminando por los primeros.”
Fueron entonces los que habían llegado al
caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros,
creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y
al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos
trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que
hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada.”
El propietario respondió a uno de ellos:
“Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma
lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal
que yo sea bueno?”
Así, los últimos serán los primeros y los
primeros serán los últimos.»
Palabra del Señor.
Para
reflexionar
El capítulo 9 del libro de los Jueces está
dedicado a Abimelec, hijo de Gedeón, medio israelita y medio cananeo, que no
forma parte del grupo de los grandes jueces debido a que no salvó de nada a los
israelitas. Llegó al trono asesinando a sus setenta hermanos, pero al cabo de
tres años morirá traicionado por los que lo ayudaron a llegar al poder.
Para iluminar esta historia desdichada, el
narrador inserta aquí la fábula de Yotán el único hijo de Gedeón que pudo
escapar de la matanza. Los árboles piden un rey y este lugar es ofrecido a tres
grupos de árboles: el olivo, la higuera y la vid que no aceptan renunciar a su
propia función para todos, para ir a mecerse sobre los demás árboles. Dado que
ningún árbol bueno acepta ser el rey de los otros árboles quedará un cuarto
árbol, nocivo y espinoso que contrasta con los anteriores. Por medio de esta
fábula se quiere hacer comprender el error que han cometido los habitantes de
Siquén, al haber aceptado por rey a un hombre tan nocivo como Abimelec.
***
El amo da a todos los obreros el mismo
salario. El denario que manda distribuir corresponde al salario mínimo
necesario para vivir. El dueño de la viña no quiere privar a los últimos
contratados, de lo que les es necesario para sobrevivir. La protesta de los de
la primera hora sería legítima si la parábola tuviera una perspectiva social,
pero aquí se trata del Reino de los cielos.
La “lógica” divina va mucho más allá de la
lógica humana. Mientras que los hombres calculamos, Dios que es Padre
entrañable que simplemente ama, quiere dar a sus hijos lo que necesitan.
Jesús quiere conducirnos, de los límites
de la razón a los del corazón, de la fe religiosa a la fe evangélica.
Jesucristo presenta un Dios que no obra previsiblemente. El Dios de la verdad y
la justicia acoge a los publicanos y a los pecadores, abre su Iglesia a los
paganos y extranjeros; ofrece la misma gracia y manifiesta la misma
misericordia a los recién convertidos y a los que han sido fieles durante toda
su vida.
La justicia de Dios, desbordada por su
amor supera nuestros esquemas. No tendríamos ninguna esperanza de redención,
porque en justicia estricta, no tenemos méritos. En nuestro camino del reino
tenemos que reconocer que todo es gracia.
Los discípulos pensaban con la lógica
habitual y esperaban que «sus sacrificios» les aseguraran un premio mayor, pero
no contaron con que el Reino de Dios y su justicia, no actúan según los
parámetros de la legalidad humana.
El Dios que Jesús nos revela no repara
nunca en gastos y, tenemos que aceptar que la medida del Amor es no tener
medida; que el Evangelio es desmesura y la fe una gracia para ser recibida y
compartida.
«Amo porque amo, amo para amar» San
Bernardo.
Para
discernir
¿Pensamos que al desempeñar un ministerio
o servicio en la comunidad somos propietarios de ella?
¿Excluimos a otros porque consideramos que
no están preparados o porque creemos que han llegado tarde?
¿Reconocemos la acción del Espíritu y
permitimos que en la comunidad todos participen por igual?
Repitamos a
lo largo de este día
…Gracias Señor por tu llamado…
Para la
lectura espiritual
El hombre de la hora undécima
…” Uno de los bandidos crucificados con Jesús, gritaba: « ¡Acuérdate de mí, Señor! Es hacia ti que ahora me giro… No te enumero mis obras pues ellas me hacen temblar. Todo hombre está bien disponible hacia su compañero de camino, heme ahora aquí, que soy tu compañero de camino hacia la muerte. Acuérdate de mí, tu compañero de viaje, pero no ahora, sino cuando llegues a tu Reino» (Lc 24,42).
¿Cuál es el poder que te ha iluminado, oh
buen ladrón? ¿Quién te ha enseñado a adorar a aquel que es despreciado y
crucificado contigo? ¡Oh luz eterna que iluminas a los que están en las
tinieblas! (Lc 1,79) ¡Anímate!… En verdad, yo te lo digo, hoy estarás conmigo
en el paraíso, porque «hoy tú has escuchado mi voz y no has endurecido tu
corazón» (Sl 94,8). Porque Adán ha desobedecido, pronto ha sido expulsado del
jardín del paraíso… Tú, que hoy obedeces a la fe, hoy serás salvado. Para Adán,
el árbol ha sido ocasión de caída; para ti, el árbol te hará entrar en el
paraíso…
¡Oh gracia inmensa e inexpresable:
Abraham, el fiel por excelencia, no había entrado todavía, y el ladrón, entra.
Pablo se conmueve por ello, y dice: «Allí donde abundó el pecado, la gracia ha
sido sobreabundante!» (Rm 5,20). Los que se habían esforzado todo el
día aún no habían entrado en el Reino, y él, el hombre de la hora undécima, es
admitido sin hacerle esperar. Que nadie murmure contra el amo: «Yo no hago daño
a nadie; ¿es que no tengo el poder de hacer con lo mío lo que quiero?» El
ladrón quiere ser justo…, yo me alegro de su fe… Yo, el pastor, he encontrado a
la oveja perdida, la tomo sobre mis hombros (Lc 15,5) porque ella me ha dicho:
«Me he equivocado, pero acuérdate de mi, Señor, cuando entres en tu Reino»…
San Cirilo de Jerusalén (313-350) Catequesis bautismal
13
Para rezar
Señor Jesús,
que has llamado a quien has querido,
llama a muchos de nosotros
a trabajar por tí, a trabajar contigo.
Tú que has iluminado con tu palabra
a los que has llamado,
ilumínanos con el don de la fe en Tí
Tú que los has sostenido en las
dificultades, ayúdanos a vencer nuestras
dificultades de hoy.
Y si llamas a alguno de nosotros,
para consagrarnos todo a Tí,
que tu amor aliente esta vocación
desde el comienzo y las haga crecer
y perseverar hasta el fin.
que has llamado a quien has querido,
llama a muchos de nosotros
a trabajar por tí, a trabajar contigo.
Tú que has iluminado con tu palabra
a los que has llamado,
ilumínanos con el don de la fe en Tí
Tú que los has sostenido en las
dificultades, ayúdanos a vencer nuestras
dificultades de hoy.
Y si llamas a alguno de nosotros,
para consagrarnos todo a Tí,
que tu amor aliente esta vocación
desde el comienzo y las haga crecer
y perseverar hasta el fin.
Así sea.
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