Santa Ángela de Mérici
“Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se
extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.”
PRIMERA LECTURA
Lectura del
libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10
El
sacerdote Esdras trajo la Ley ante la Asamblea, compuesta por los hombres, las
mujeres y por todos los que podían entender lo que se leía. Era el primer día
del séptimo mes.
Luego,
desde el alba hasta promediar el día, leyó el libro en la plaza que está ante
la puerta del Agua, en presencia de los hombres, de las mujeres y de todos los
que podían entender. Y todo el pueblo seguía con atención la lectura del libro
de la Ley.
Esdras,
el escriba, estaba de pie sobre una tarima de madera que habían hecho para esa
ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -porque estaba más
alto que todos- y cuando lo abrió, todo el pueblo se puso de pie.
Esdras
bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos,
respondió: « ¡Amén! ¡Amén!» Luego se inclinaron y se postraron delante del
Señor con el rostro en tierra.
Ellos
leían el libro de la Ley de Dios, con claridad, e interpretando el sentido, de
manera que se comprendió la lectura.
Entonces
Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote escriba, y los levitas que
instruían al pueblo, dijeron a todo el pueblo: «Este es un día consagrado al
Señor, su Dios: no estén tristes ni lloren.» Porque todo el pueblo lloraba al
oír las palabras de la Ley.
Después
añadió: «Ya pueden retirarse; coman bien, beban un buen vino y manden una
porción al que no tiene nada preparado, porque este es un día consagrado a
nuestro Señor. No estén tristes, porque la alegría en el Señor es la fortaleza
de ustedes.»
Palabra de
Dios.
SALMO Sal
18, 8. 9. 10. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)
R. Tus
palabras, Señor, son Espíritu y Vida.
La
ley del Señor es perfecta,
reconforta
el alma;
el
testimonio del Señor es verdadero,
da
sabiduría al simple. R.
Los
preceptos del Señor son rectos,
alegran
el corazón;
los
mandamientos del Señor son claros,
iluminan
los ojos. R.
La
palabra del Señor es pura,
permanece
para siempre;
los
juicios del Señor son la verdad,
enteramente
justos. R.
¡Ojalá
sean de tu agrado
las
palabras de mi boca,
y
lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor,
mi Roca y mi redentor! R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 12,
12-30
Hermanos:
Así
como el cuerpo tiene muchos miembros, y sin embargo, es uno, y estos miembros,
a pesar de ser muchos, no forman sino un solo cuerpo, así también sucede con
Cristo. Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un
solo Cuerpo -judíos y griegos, esclavos y hombres libres- y todos hemos bebido
de un mismo Espíritu.
El
cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos. Si el pie dijera: «Como
no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿acaso por eso no seguiría siendo
parte de él? Y si el oído dijera: «Ya que no soy ojo, no formo parte del
cuerpo», ¿acaso dejaría de ser parte de él? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde
estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?
Pero
Dios ha dispuesto a cada uno de los miembros en el cuerpo, según un plan
establecido. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
De
hecho, hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a
la mano: «No te necesito», ni la cabeza, a los pies: «No tengo necesidad de
ustedes.» Más aún, los miembros del cuerpo que consideramos más débiles también
son necesarios, y los que consideramos menos decorosos son los que tratamos más
decorosamente. Así nuestros miembros menos dignos son tratados con mayor
respeto, ya que los otros no necesitan ser tratados de esa manera.
Pero
Dios dispuso el cuerpo, dando mayor honor a los miembros que más lo necesitan,
a fin de que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros sean
mutuamente solidarios. ¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él. ¿Un
miembro es enaltecido? Todos los demás participan de su alegría.
Ustedes
son el Cuerpo de Cristo, y cada uno en particular, miembros de ese Cuerpo.
En
la Iglesia, hay algunos que han sido establecidos por Dios, en primer lugar,
como apóstoles; en segundo lugar, como profetas; en tercer lugar, como
doctores. Después vienen los que han recibido el don de hacer milagros, el don
de curar, el don de socorrer a los necesitados, el don de gobernar y el don de
lenguas. ¿Acaso todos son apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos doctores? ¿Todos
hacen milagros? ¿Todos tienen el don de curar? ¿Todos tienen el don de lenguas
o el don de interpretarlas?Palabra de Dios.
EVANGELIO
+ Lectura del
santo Evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Muchos
han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron
entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido
desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso,
después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he
decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de
que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.
Jesús
volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió en toda la
región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús
fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la
sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del
profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me
envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los
cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar
un año de gracia del Señor.
Jesús
cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían
los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este
pasaje de la Escritura que acaban de oír.»
Palabra del
Señor.
PARA REFLEXIONAR
En
esta página del Evangelio (Lc 4,14-21) en la que inspiradamente se reconoce
ungido y enviado a dar su vida por la Causa del Amor-Justicia-Liberador,
reconocemos nosotros un momento alto de la historia evolutiva del Cosmos, de la
Vida, de la Humanidad, como el proceso de procesos que va configurando
progresivamente el milagro originario, inimaginable, creador, desde la
explosión original al ser humano actual. Esta conmoción que Jesús experimenta
en la Sinagoga de Nazaret, como la irrupción de una revelación que lo arrebata
y le hace descubrir la misión de su vida y de la vida del ser humano en
términos de lucha y construcción de la Utopía del Reinado de Dios en la
historia, es para nosotros también un hito decisivo del proceso de revelación
del sentido de la Vida, de la historia y del Cosmos, momento que para nosotros
sigue siendo punto de referencia fundamental, un momento álgido en el proceso
encarnatorio-revelatorio de la Divinidad, de la Realidad misma. El Misterio ha
ido así cobrando forma y presencia desde dentro del ser humano, encarnándose,
condensándose álgidamente en Jesús de Nazaret. Como cristianos, somos personas
que hemos quedado marcadas por esa experiencia espiritual de Jesús, experiencia
que acogemos, interiorizamos, hacemos nuestra y contemplamos llenos de
reverencia.
***
En 1516 Tomás Moro escribió en su libro ‘Utopía’:
¿Cómo
puede hallarse vestigio de justicia si unas pocas personas disfrutan del lujo y
en cambio, un humilde que trabaja como las bestias en tareas imprescindibles
lleva una existencia miserable?
De diversos
modos y por distintos caminos muchos quisieron, y quieren dar respuesta a esta
realidad.
En 1967 el
filósofo y pensador Herbert Marcuse en
una conferencia hablaba del fin de la utopía dando a entender que la sociedad estaba madura para la eliminación de la
pobreza y de la miseria, para la eliminación del trabajo alienado, para la superación
de la sociedad represiva. “Fin de
la utopía” quería decir presencia real de las fuerzas materiales e
intelectuales necesarias para la realización de una sociedad libre, de iguales
que viven en armonía con la naturaleza. Vinculaba
el final de la utopía a los efectos positivos de la tecnificación del poder y
de la automatización de trabajo entre otras cosas.
Después de
muchos e innumerables intentos seguimos en
pañales para dar solución a dolorosas situaciones de nuestra humanidad,
pero además, ya hoy los sueños, la imaginación política, parecen estar en su
ocaso. Es muy común oír decir que la imaginación y los sueños han muerto. ¿Sucede lo mismo con la esperanza? Entre la
fascinación quijotesca de la solución absoluta y la realidad que parece no tener
solución: ¿nos habremos acostumbrado a la idea
de que todos siga igual?
El mayor
peligro para nuestra vida cristiana es el habernos convencido de que todo está
bien como está y no puede ser de otra manera: siempre hubo ricos y pobres,
“negociantes” con cuello duro y ladrones desarrapados, gente de “bien” y gente
de “mal”. Los que tienen que cambiar son siempre “los otros”, sin que sepamos
en realidad quiénes son. Todo debe seguir igual, porque siempre fue así. Los
pobres, los oprimidos, deben confiar en Dios y aguantarse haciéndose eco de Discépolo que afirmaba: “De que se quejan los pobres, si tienen toda la Biblia a
su favor”.
Y lo
grave es cuando esta vida nuestra, instalada, cómoda hasta la injusticia, la hacemos
coincidir con el evangelio viendo la vida desde nuestros intereses y no desde
Dios.
***
En la
lectura de Nehemías, Esdras hace la lectura
pública de la ley que sirve de anticipo
a la renovación de la Alianza. La Ley es recuerdo del encuentro
salvífico de Dios con su pueblo; su lectura les hace ver que el Señor ha sido, es y será siempre su protector,
especialmente en los momentos difíciles. Esto provoca el llanto de un
pueblo sin fe que se reconoce infiel
a Dios pero que se compromete a
dejarse proteger por el Señor; por eso es un día de gozo y no de llanto.
En este banquete también debe participar el pobre. Esdras entiende que, en
adelante, la comunidad se desarrollará en torno a la lectura, la meditación y
la interpretación del libro sagrado: la Biblia
será libro de todos y la norma de su fe. Este mensaje constituye una “buena noticia” proclamada por aquel que
Dios ha escogido comunicándole su Espíritu e incluso otorgándole la unción
regia.
***
San Pablo nos
muestra cómo la nueva comunidad seguidora del resucitado
también organiza su accionar en torno a los
hermanos más débiles, en torno a los sencillos. La comunidad cristiana
relaciona su ser pueblo con la realidad del cuerpo humano (I Cor 12, 12), y así
elabora toda una reflexión en torno a la importancia
de cada uno de los miembros en la vida y misión del mismo cuerpo. Nos
enseña que todos los miembros se preocupan
y cuidan al más débil de todos.
***
Jesús vuelve
a Nazaret, al pueblo donde ha crecido, acompañado por una fama de maestro
autorizado que se ha ganado a través de sus milagros en toda la Galilea. Entra en la sinagoga y participa en la liturgia del
sábado y hace esta especie de declaración programática. Elige el pasaje
de Isaías en que se afirma que el Espíritu del Señor le ha empujado a dar una
Buena Noticia a los pobres, una palabra de esperanza a todos los hombres. Para
demostrar que Él era el Mesías no quiso, en ese momento deslumbrar a los de su
pueblo con el brillo de sus milagros, sino que se basó en la evangelización a
los pobres, el anuncio de la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista; y
el anuncio de un año de gracia del Señor.
Jesús usa la
palabra liberación; que no tiene
que asustarnos y no puede estar ausente en la
evangelización. La liberación cristiana es una liberación integral, de
toda opresión injusta, tanto personal como estructural. La justicia de que
hablan los profetas en el Antiguo Testamento es una justicia social. Y Jesús
aquí habla de cautivos, de ciegos, de pobres y de oprimidos. No cabe duda quela liberación que trae Jesús es una liberación que partiendo,
en primer lugar, del corazón del hombre donde anidan el mal y el pecado, llega
hasta las estructuras injustas.
El Reino de
Dios que
predica Jesús es un Reino de santidad y de
amor, pero también de libertad y de
justicia. Esta liberación camina en la línea del ser antes que del
hacer. Esta liberación nunca será total si se limita a una liberación
espiritualista o a resolver el problema del pan y la justicia, sin dar al
hombre amor y razones para su esperanza. Abarca
al hombre en todas sus dimensiones.
San Lucas dice
que esta salvación se realiza “hoy”. Está
ya realizada en el “hoy” de Jesús, en
el momento de su ida a Nazaret. Y sigue realizándose “hoy”, cada vez que hombres y mujeres se acercan a Jesús
y su palabra es recibida con la misma profunda disponibilidad de
que dieron prueba los contemporáneos de Esdras: personas muy alejadas de
nosotros pero con un corazón que puede estar muy próximo. Esa palabra puede y
debe cobrar actualidad.
Cada
vez que un hombre trabaja para
que los hombres descubran el Evangelio y se reconozcan hijos de Dios y hermanos
de los otros, que se puede mirar más allá de la propia mirada; que es posible
vivir con criterios diferentes a los corrientes se “está cumpliendo esta escritura”.
Cada
vez que un hombre se esfuerza
liberar a los cautivos, de todo tipo, por intentar un orden social más justo en
el que el hombre no sea cosa ni objeto, un orden en el que se valoren las ideas
por encima de cualquier interés particular, un orden en el que se dé cabida a
la pluralidad, “se está cumpliendo esta
escritura”.
Cada
vez que se trata de vivir por
encima de la miopía del dinero, del poder, de la comodidad, del placer, “se está cumpliendo esta escritura”.
Cada
vez se puede anunciar “un año
de gracia del Señor”, en el que acabemos de ver en el otro un enemigo; cada vez que un hombre se compromete por la paz y
no al servicio de ideologías que justifican el dolor, la miseria; cada vez que un hombre proclama que es preciso
olvidar odios, rencores y posturas irreconciliables; que es preciso compartir
la mesa y el bolsillo, “se está cumpliendo esta
escritura”.
La obra de
Cristo, y por lo tanto la pastoral de la Iglesia,
tienen como objetivo el cumplimiento del
proyecto de Dios. El objetivo es vivir
de una manera nueva, conforme a un evangelio o buena noticia que hoy debe ser
para cada uno un acontecimiento liberador. También nosotros, a
nuestra medida, debemos hacer nuestras las palabras que hoy
hemos oído a Jesús: El Espíritu del Señor está
sobre mí, y me envía.
No basta
saber, ni oír, ni basta recordar, ni basta reflexionar…
La
Iglesia debe ser «el hoy se cumple».
PARA DISCERNIR
¿Se cumplen
en mí las palabras del Señor?
¿Me siento
enviado a dar la buena noticia a los pobres?
¿Es mi vida
una buena noticia para los pobres?
REPITAMOS A LO LARGO DE
ESTE DÍA
…Aquí estoy
Señor envíame…
PARA LA LECTURA
ESPIRITUAL
Hoy,
en esta reunión, habla el Señor
Cuando lees:
Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan, cuida de no juzgarlos dichosos
únicamente a ellos, creyéndote privado de doctrina. Porque si es verdad lo que
está escrito, el Señor no hablaba sólo entonces en las sinagogas de los judíos,
sino que hoy, en esta reunión, habla el Señor. Y no sólo en ésta, sino también
en cualquiera otra asamblea y en toda la tierra enseña Jesús, buscando los
instrumentos adecuados para transmitir su enseñanza. ¡Orad para que también a
mí me encuentre dispuesto y apto para ensalzarlo!
Después fue a
Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los
sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del
profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido». No fue mera
casualidad, sino providencia de Dios, el que, desenrollando el libro, diera con
el capítulo de Isaías que hablaba proféticamente de él. Pues si, como está
escrito, ni un solo gorrión cae en el lazo sin que lo disponga vuestro Padre y
si los cabellos de la cabeza de los apóstoles están todos contados,
posiblemente tampoco el hecho de que diera precisamente con el libro del
profeta Isaías y concretamente no con otro pasaje, sino con éste, que subraya
el misterio de Cristo: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha
ungido —no olvidemos que es el mismo Cristo quien proclama este texto—, hay que
pensar que no sucedió porque sí o fue producto del juego de la casualidad, sino
que ocurrió de acuerdo con la economía y la providencia divina.
Terminada la
lectura, Jesús, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó.
Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. También ahora, en esta sinagoga,
en esta asamblea, podéis —si así lo deseáis— fijar los ojos en el Salvador.
Desde el momento mismo en que tú dirijas la más profunda mirada de tu corazón a
la Sabiduría, a la Verdad y al Unigénito de Dios, para sumergirte en su
contemplación, tus ojos están fijos en Jesús. ¡Dichosa la
asamblea, de la que la Escritura atestigua que los ojos de todos estaban fijos en él! ¡Qué no daría yo porque esta asamblea mereciera semejante testimonio, de modo que los ojos de todos: catecúmenos y fieles, hombres, mujeres y niños, tuvieran en Jesús fijos los ojos! Y no los ojos del cuerpo, sino los del alma. En efecto, cuando vuestros ojos estuvieren fijos en él, su luz y su mirada harán más luminosos vuestros rostros, y podréis decir: «La luz de tu rostro nos ha marcado, Señor». A él corresponde la gloria y el poder por los siglos de los siglos Amén.
asamblea, de la que la Escritura atestigua que los ojos de todos estaban fijos en él! ¡Qué no daría yo porque esta asamblea mereciera semejante testimonio, de modo que los ojos de todos: catecúmenos y fieles, hombres, mujeres y niños, tuvieran en Jesús fijos los ojos! Y no los ojos del cuerpo, sino los del alma. En efecto, cuando vuestros ojos estuvieren fijos en él, su luz y su mirada harán más luminosos vuestros rostros, y podréis decir: «La luz de tu rostro nos ha marcado, Señor». A él corresponde la gloria y el poder por los siglos de los siglos Amén.
Orígenes,
Homilía 32 sobre el evangelio de san Lucas (2-6: SC 87, 386-392)
PARA REZAR
Me atrevo a
orar: Señor, haz que el mundo cambie,
pues anhelo ver el fin de la pobreza;
me atrevo a orar: Señor, haz que cambien las reglas,
pues anhelo ver un mundo que aporte justicia a los pobres;
me atrevo a orar: Señor, haz que mi vida cambie,
pues anhelo aportar esperanza allí donde se necesitan buenas nuevas.
Con el poder de tu Espíritu
e inspirado por tu compasión,
prometo obrar por el cambio,
y espero confiadamente el día
en que Tú todo lo renueves. Amén.
pues anhelo ver el fin de la pobreza;
me atrevo a orar: Señor, haz que cambien las reglas,
pues anhelo ver un mundo que aporte justicia a los pobres;
me atrevo a orar: Señor, haz que mi vida cambie,
pues anhelo aportar esperanza allí donde se necesitan buenas nuevas.
Con el poder de tu Espíritu
e inspirado por tu compasión,
prometo obrar por el cambio,
y espero confiadamente el día
en que Tú todo lo renueves. Amén.
LECTIO DIVINA
Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 1-4;
4, 14-21
Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquéllos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.
Jesús volvió a Galilea con el poder del Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.
Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado por la unción.
Él me envió a llevar la Buena Noticia los pobres,
a anunciar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
a dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor».
porque me ha consagrado por la unción.
Él me envió a llevar la Buena Noticia los pobres,
a anunciar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
a dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor».
Jesús cerró
el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los
ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje
de la Escritura que acaban de oír».
Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
1.
LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la
lectura:
En el evangelio de hoy,
Lucas, nos presenta nuevamente a Jesús como un judío cumplidor de las
costumbres judías. Esta vez lo hace en torno a un lugar característico del
judaísmo: la sinagoga.
La palabra sinagoga
significa reunión, congregación. ¿Para qué se reunían? Para leer la Escritura y
reflexionar sobre ella.
Hoy, la acción de Jesús en
el evangelio es enseñar, Jesús es un Maestro. En el relato de hoy Jesús
enseñará quién es Él, quién lo ha enviado, y para qué ha venido al mundo.
Los tres aspectos
fundamentales para conocer mejor a Jesús. Lo hace desde un texto del profeta
Isaías conocido por todos en aquella época, pues habla del Mesías esperado por
el pueblo de Israel.
Aunque el texto que lee
Jesús está en tiempo presente, como toda profecía está escrita para anunciar
algo que tendrá su cumplimiento en el futuro, así era leído por años en el
judaísmo y así esperaban los oyentes de Jesús que fuera. Pero Jesús es el Mesías
que se anuncia en esa profecía. Lo que se encontraba en la profecía
en tiempo futuro se ha hecho presente. Las promesas de Dios se han
cumplido en su Hijo Jesús, el Ungido, el escogido, por medio de su Espíritu.
Una vez más aparece la figura trinitaria para hablar de la misión de Jesús
luego de su bautismo.
Entonces, ¿quién es Jesús?
El Ungido, el escogido; ¿quién lo ha enviado? El Padre a través de su Espíritu;
¿para qué ha venido al mundo? A anunciar el evangelio, la buena nueva de la
acción de Dios a los pobres, a los que no poseen nada y sólo tienen a Dios como
sustento; a anunciar a los cautivos la libertad, cautivos de sí mismos, de su
egoísmo, pero también los cautivos por un imperio que les oprimía; a dar vista
a los ciegos, a quitar la venda de la incredulidad que no les permitía
reconocerle a Él como Mesías ni les permitía ver la acción de Dios en sus
vidas; para anunciar un año de gracia del Señor, pues Jesús es ahora el
portador de la gracia de Dios que será derramada en los hombres. Para esto es
que Jesús ha venido, a dar cumplimiento a las promesas del Padre.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿De
qué manera este texto nos orienta sobre la dirección que Jesús iba a dar a su
misión?
Ø ¿Cómo
influye lo anterior en la misión de la Iglesia?
Ø ¿Quiénes
son los cautivos y los oprimidos de hoy?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
El evangelio que meditamos nos invita a reconocer que Jesús es el Mesías que esperamos y a quien queremos conocer, tomemos entonces esta bella oración de San Agustín para comenzar nuestra oración y continuémosla luego hablando con nuestro Gran Amigo.
Señor Jesús, que me
conozca a mí
y que te conozca a Ti
Que no desee otra cosa
sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame
a Ti
Y que todo lo haga siempre
por Ti.
Que me humille y que te
exalte a Ti.
Que no piense nada más que
en Ti.
Y que acepte todo como
venido de Ti.
Que renuncie a lo mío y te
siga sólo a Ti.
Que siempre escoja
seguirte a Ti.
Que huya de mí y me
refugie en Ti.
Y que merezca ser
protegido por Ti.
Que me tema a mí y tema
ofenderte a Ti.
Que sea contado entre los
elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí
y ponga toda mi confianza
en Ti.
Y que obedezca a otros por
amor a Ti.
Que a nada dé importancia
sino tan sólo a Ti.
Que quiera ser pobre por
amor a Ti.
Mírame, para que sólo te
ame a Ti.
Llámame, para que sólo te
busque a Ti.
Y concédeme la gracia
de gozar para siempre de
Ti. Amén.
San Agustín
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Qué bello es poder sentir
que el Maestro nos habla, que se nos muestra como el Mesías, el Salvador, que
desea profundamente traer a mi vida la Buena Noticia, liberarme, permitirme ver
y sobre todo mostrar que todo lo hace porque me ama.
“Yo creo Señor que Tú eres
el Mesías”
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿A
qué acciones concretas me lleva este evangelio?
Ø ¿Cómo
puedo ayudar a dar libertad a otros?
Ø ¿Cómo
puedo ser portador de la Buena Noticia a quienes lo necesitan?
Ø ¿De
qué cegueras quiero que Jesús me libere?
Ø ¿Con
quién compartiré lo reflexionado en la Lectio de hoy?
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