Santo Tomás de Aquino
“Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los
pecados y cualquier blasfemia que profieran. Pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre.»”
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta
a los Hebreos 9,15.24-28.
Hermanos:
Cristo es mediador de una Nueva
Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención
de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la
herencia eterna que ha sido prometida.
Cristo, en efecto, no entró en
un Santuario erigido por manos humanas -simple figura del auténtico Santuario-
sino en el cielo, para presentarse delante de Dios en favor nuestro. Y no entró
para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como lo hace el Sumo Sacerdote que
penetra cada año en el Santuario con una sangre que no es la suya. Porque en
ese caso, hubiera tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo.
En cambio, ahora él se ha manifestado una sola vez, en la consumación de los
tiempos, para abolir el pecado por medio de su Sacrificio.
Y así como el destino de los
hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene el Juicio, así también
Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la
multitud, aparecerá por segunda vez, ya no en relación con el pecado, sino para
salvar a los que lo esperan.
Palabra de Dios.
SALMO Sal
97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 1a)
R. ¡Canten al
Señor un canto nuevo!
Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas;
su mano derecha y su santo
brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos
de las naciones:
se acordó de su amor y su
fidelidad
en favor del pueblo de Israel.
R.
Los confines de la tierra han
contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos
musicales;
con clarines y sonidos de
trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.
R.
EVANGELIO
+ Lectura del Evangelio según
san Marcos 3, 22-30
Los escribas que habían venido
de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el
poder del Príncipe de los demonios.»
Jesús los llamó y por medio de
comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un reino
donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco
puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí
mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero nadie puede
entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo
ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será
perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es
culpable de pecado para siempre.»
Jesús dijo esto porque ellos
decían: «Está poseído por un espíritu impuro».
Palabra del Señor.
PARA REFLEXIONAR
El relato de Marcos va elevando
la tensión entre Jesús y sus adversarios. Este episodio deja en claro cuál es
la posición de cada uno.
Los adversarios de Jesús buscan
a toda costa descalificar su praxis. Aquí la controversia es directamente con
los escribas. La manera más fácil de atacar es decir que sus acciones
milagrosas (curaciones, expulsión de espíritus inmundos) las realizaba por el
poder del jefe de los demonios (Belzebú).
Jesús, utilizando el lenguaje
parabólico, típico de su predicación, deja en evidencia que nadie puede luchar
contra sí mismo. El demonio no puede autodestruirse.
Luego viene la sentencia
contundente de Jesús: Negarse a aceptar la acción del Espíritu Santo, que actúa
a favor de los pobres, los excluidos, los marginados, es el peor pecado que se
pueda cometer.
También en nuestra sociedad y
en nuestras comunidades sucede muy a menudo. Si se quiere descalificar una
acción social liberadora a favor de los empobrecidos y excluidos, lo más fácil
es tildarlo de comunista, subversivo, terrorista. También a veces se
descalifica a los líderes de las comunidades con calumnias y rumores
malintencionados. Aprovechemos este momento para revisar nuestra forma de
proceder en nuestro contexto social y eclesial. ¿Cómo actuamos con nuestros
líderes?
***
La carta argumenta
ahora la entrada que el sumo sacerdote hacía
una vez al año, en la fiesta de la Expiación, en el «santísimo» el
espacio más sagrado del Templo de Jerusalén, para ofrecer sacrificios por sí y
por el pueblo. No ofrecía más que sangre de animales, su ministerio no era eficaz de una vez por todas
y lo tenía que repetir cada año.
Cristo
Jesús entró en el santuario del
cielo, no en un templo humano, y lo hizo de
una vez por todas, porque se entregó a
sí mismo.
Cristo,
por absoluta solidaridad con nuestra
condición humana, se sometió a la muerte «para destruir el pecado
con el sacrificio de sí mismo».
Tenemos un Sacerdote en el cielo que ha entrado en la
presencia de Dios para siempre. Tenemos un
Mediador siempre dispuesto a interceder por nosotros.
***
Escuchamos hoy la acusación de los letrados que vienen desde
Jerusalén: «tiene dentro a Belcebú y expulsa a
los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús
pone en ridículo este
absurdo en un momento: ¿Cómo puede nadie
luchar contra si mismo? ¿cómo puede ser uno endemoniado y a la vez exorcista?
La victoria de
Jesús, arrojando al demonio, debe
ser interpretada como la señal de que ya ha llegado el que va a triunfar sobre el mal, el Mesías, el que es más fuerte que el malo.
Sus enemigos no están
dispuestos a reconocerlo, y merecen el durísimo ataque de Jesús: lo
que hacen es una blasfemia contra el Espíritu.
Pecar contra el Espíritu significa
negar lo que es evidente, negar la luz, taparse los ojos para no ver. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
negar lo que es evidente, negar la luz, taparse los ojos para no ver. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Mientras les dure esta actitud obstinada y esta ceguera voluntaria, ellos mismos se excluyen del perdón y del Reino.
Somos invitados a luchar contra el mal. A nosotros, sus
seguidores, se nos invita a no quedarnos
indiferentes y perezosos, sino a resistir y trabajar contra todo mal que
hay en nosotros y en el mundo. Hay que ser dóciles
al Espíritu Santo para reconocer el poder que actúa en Cristo.
PARA DISCERNIR
¿A qué me
invita la Palabra que el Señor me anuncia en este día?
¿Experimento
en mi corazón actitudes parecidas a las de los de los letrados? ¿Cuándo?
¿Cuáles?
¿Qué “bien”
tengo que poner, construir, en mi familia, en mi comunidad, en mi tarea, para
combatir el mal?
REPITAMOS A LO LARGO DE
ESTE DÍA
…El Señor se
acordó de su misericordia y su fidelidad…
PARA LA LECTURA
ESPIRITUAL
«Expulsa
a los demonios»
Reconoce: «en ti ha surgido un nuevo rey, un rey de Egipto». Es él quien te requisa para sus trabajos, te obliga a fabricar ladrillos y mortero. Es él quien te impone capataces y vigilantes, el que te empuja a través del látigo y de la vara a trabajos de tierra, te fuerza a construirle ciudades. Es él el quien te incita a recorrer el mundo, a remover tierras y mares para satisfacer tus codicias…
Reconoce: «en ti ha surgido un nuevo rey, un rey de Egipto». Es él quien te requisa para sus trabajos, te obliga a fabricar ladrillos y mortero. Es él quien te impone capataces y vigilantes, el que te empuja a través del látigo y de la vara a trabajos de tierra, te fuerza a construirle ciudades. Es él el quien te incita a recorrer el mundo, a remover tierras y mares para satisfacer tus codicias…
Este rey de
Egipto sabe que la guerra es inminente. Presiente la venida de «aquel que puede
despojar sus principados y potestades, triunfar sobre ellas con audacia y
clavarlas en el madero de la cruz»…; siente ya próxima la hora de la
destrucción de su pueblo. Por eso declara: «¡El pueblo de Israel es más fuerte
que nosotros!» ¡Que pueda decir lo mismo refiriéndose a nosotros y nos sintamos
más poderosos que él! ¿Cómo lo sentirá? Si no acojo los malos pensamientos y
los deseos perversos que él me inspira; si rechazo «sus flechas incendiarias
con la armadura de la fe»; si cada vez que hace alguna insinuación a mi alma,
acordándome de Cristo mi Señor, le digo: «Vete, Satanás, porque está escrito:
‘Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo servirás’»…
Porque el
Señor Jesús viene…, para someter a los «principados, dominaciones y
potestades», para sustraer a los hijos de Israel a las violencias de sus
enemigos…, para enseñarnos de nuevo a ver a Dios en espíritu, a abandonar los
trabajos del Faraón, a salir de la tierra de Egipto, a renunciar a las bárbaras
costumbres de los egipcios, «a abandonar al hombre viejo corrompido por deseo
de placer y a revestirnos del hombre nuevo creado según Dios», «a renovar
nuestro interior día a día» según la imagen del que nos ha creado, Jesucristo
nuestro Señor, a quien sean dadas la gloria y el poder por los siglos de los
siglos. Amén
(Referencias
bíblicas: Ex 1,8; Col 2,14-15; Ex 1,9; Ef 6,7; Mt 4,10; Dt 6,13;
Col
1,16; Ef 4,22-24; Col 3,9-10; 2C 4,16)
Orígenes
(hacia 185-253), presbítero y teólogo Homilías sobre el Éxodo, nº 1, 5
PARA REZAR
Lucero del alba,
aurora estremecida,
luz de mi alma,
Santa María.
Hija del Padre,
doncella en gracia concebida,
virgen y madre,
Santa María.
Flor del Espíritu,
ave, blancura, caricia,
madre del Hijo,
Santa María.
Llena de ternura,
bendita entre las benditas,
madre de todos los hombres,
Santa María. Amén.
Himno
de Laudes
LECTIO DIVINA
Ha llegado el fin de Satanás
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3,
22-30
Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los demonios.»
Jesús los llamó y por
medio de comparaciones les explicó: «¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás? Un
reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida
tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose
contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ha llegado a su fin. Pero
nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si
primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.
Les aseguro que todo será
perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es
culpable de pecado para siempre.»
Jesús dijo esto porque
ellos decían: «Está poseído por un espíritu impuro.»
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías
para la lectura:
Si bien la declaración de
los parientes “es un exaltado” o “se ha vuelto loco” (3, 21)
tenía para la época una connotación con una enfermedad espiritual asociada a
espíritus demoníacos, no habían llegado tan lejos en su explicitación como
estos escribas: «Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el
poder del Príncipe de los demonios.». Esta dura condena no sólo es
paradigmática por su contenido, sino por su carácter oficioso, ya que provenía
de autoridades religiosas venidas directamente de Jerusalén. El objetivo
oficial es claro, al desacreditar a Jesús, descalificaban su obra y
neutralizaban el impacto sobre la población.
El argumento defensivo
personal de Jesús es desarrollado más en el plano lógico que en el teológico.
Es insostenible que Jesús libre batallas (exorcismos) que atacan el poder de
quien supuestamente lo tiene poseído. La estructura territorial (la casa) de
Belzebul se destruiría a si misma, producto de la lucha intestina. Es un
análisis impecable que deja en ridículo el argumento de los escribas.
Sin embargo, Jesús tiene
reservado un duro argumento teológico para sus contrincantes. Si en cambio,
quien guía el accionar de Jesús es el mismísimo Espíritu de Dios, lo que ellos
acaban de realizar con su acusación es un pecado imperdonable. Su bajeza e
implicancia es descripta claramente por Jesús “Les aseguro que todo será
perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.
Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es
culpable de pecado para siempre”.
Estas autoridades
religiosas habían venido de Jerusalén para realizar un juicio severísimo con
claras intenciones de difamar y detener el accionar de Jesús, y se iban con un
juicio teológico tremendo sobre sus cabezas. ¡No se puede usar livianamente y
sin ningún tipo de temor de Dios, el nombre y la esencia del Mesías! ¿Habrán
aprendido la lección? El relato de los Evangelios nos muestra tristemente que
lejos de reflexionar y abandonar semejante empresa, la llevaron hasta el máximo
de su perversidad y maldad.
2.
MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Preguntas
para la meditación:
Ø ¿Cuál
era la verdadera intención de los escribas?
Ø ¿En
qué basó Jesús su defensa?
Ø ¿En
qué consiste este “pecado imperdonable”?
3.
ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, te reconozco como
el Señor y el Cristo, la segunda persona de la Trinidad.
Te alabo por tu grandeza y
tu poder.
Exalto en tu Nombre al
Padre y al Espíritu Santo.
4.
CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
|
Reflexiono en la actitud
artera de los escribas que disfrazados de argumentos teológicos esconden
intencionalidades políticas llenas de envidia y resentimiento. Medito en las
consecuencias espirituales que ese accionar les ocasionó a la luz de las
fuertes declaraciones del Señor.
5.
ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
Ø ¿Reconozco
en Jesús la plenitud del Espíritu de Dios?
Ø ¿Le
doy el valor y la dimensión que tienen el poder y la autoridad de Jesús sobre
todo lo creado y todas las fuerzas del mal?
Ø ¿Busco
siempre acercarme al Señor con un corazón puro?
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