Mártires Colombianos de la Comunidad de San Juan de
Dios (a. 1936)
“Sí, Dios amó
tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no
muera,
sino que tenga Vida eterna.”
PRIMERA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
Intervino entonces el Sumo Sacerdote con todos sus
partidarios, los de la secta de los saduceos. Llenos de envidia, hicieron
arrestar a los Apóstoles y los enviaron a la prisión pública.
Pero durante la noche, el Ángel del Señor abrió las
puertas de la prisión y los hizo salir. Luego les dijo: «Vayan al Templo y
anuncien al pueblo todo lo que se refiere a esta nueva Vida.» Los Apóstoles, obedeciendo
la orden, entraron en el Templo en las primeras horas del día, y se pusieron a
enseñar.
Entre tanto, llegaron el Sumo Sacerdote y sus
partidarios, convocaron al Sanedrín y a todo el Senado del pueblo de Israel, y
mandaron a buscarlos a la cárcel. Cuando llegaron los guardias a la prisión, no
los encontraron.
Entonces volvieron y dijeron: «Encontramos la
prisión cuidadosamente cerrada y a los centinelas de guardia junto a las
puertas, pero cuando las abrimos, no había nadie adentro.»
Al oír esto, el jefe del Templo y los sumos
sacerdotes quedaron perplejos y no podían explicarse qué había sucedido. En ese
momento llegó uno, diciendo: «Los hombres que ustedes arrestaron, están en el
Templo y enseñan al pueblo.»
El jefe de la guardia salió con sus hombres y
trajeron a los Apóstoles, pero sin violencia, por temor de ser apedreados por
el pueblo.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 7a)
R. El pobre invocó al Señor, y él lo escuchó.
Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor:
que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
El Ángel del Señor acampa
en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en él se refugian! R.
EVANGELIO
+ Lectura del santo Evangelio según san
Juan 3, 16-21
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo
único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es
condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre
del Hijo único de Dios.
En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y
los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a
ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra
conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que
sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
En la lectura de hoy, el evangelista Juan presenta la mayor manifestación
de amor de Dios por la humanidad: la entrega de su Hijo único para que creamos
y tengamos vida eterna, es decir, para que no perezcamos.
Esta gran revelación ciertamente incomoda a la mentalidad judía de su
tiempo. La manifestación del amor de Dios en Jesús se concretiza en su servicio
y entrega a los más pobres, necesitados y excluidos de la sociedad.
El dualismo luz y tinieblas, tan característico de este evangelista, denota
el conflicto humano entre vida y la muerte. La luz hace referencia a la
búsqueda de la verdad, de la plenitud de vida para la humanidad, mientras que
las tinieblas apuntan al engaño, al odio, a la muerte, es decir al anti-reino.
Así pues, al ser Jesús fuente de vida definitiva, y su amor un don de vida,
Dios vence a la muerte y por medio de su Hijo nos invita a que alcancemos la
plenitud de esta vida en comunidad.
Con personas dispuestas a amar hasta el extremo, podemos construir una
sociedad en que la vida, sea la clave de acción, para gestar un mundo más justo
y más humano.
***
La Palabra de Dios no se deja encadenar. La obra iniciada con el lisiado, continúa con otros
marginados que viven en la periferia de Jerusalén. Todos, son liberados de la
terrible carga que significaba la exclusión por causa de las enfermedades físicas
y mentales.
Los apóstoles han sido detenidos ya
una vez por su predicación pero reinciden. Cada detención de los apóstoles, va
seguida inmediatamente de una liberación
providencial.
Hoy, es el signo de las puertas de la prisión, las que no puedan resistir la fuerza del Espíritu. El
ángel del Señor los libera y les anima a seguir dando testimonio. El misterio de la liberación pascual, no se
les presenta ya a los apóstoles tan sólo como un acontecimiento de la vida de
Cristo: se convierte en una experiencia religiosa
personal y concreta. Los apóstoles, obedientes, se pusieron a enseñar en
el templo ya de mañana. La obra de Dios
sigue adelante: no tiene barreras. Las autoridades tienen que volver
a mandar que los detengan, aunque con miedo al pueblo. La fe en Cristo
Jesús, que predican los apóstoles, la llama el ángel: «ese modo de vida» porque no se trata sólo de un conocimiento, sino de
un estilo que revoluciona la vida entera de los hombres que lo aceptan.
un estilo que revoluciona la vida entera de los hombres que lo aceptan.
***
Las palabras de Jesús en el evangelio de san Juan, son parte de
la conversación con Nicodemo que
había ido a hablar con Jesús durante la noche, evitando ser visto por sus
colegas del Sanedrín y del partido de los fariseos. Jesús con delicadeza le hace ver su cobardía: ha
preferido, como tantas veces preferimos los seres humanos, las tinieblas a la
luz.
En este diálogo, Jesús llega a una mayor profundidad
en la revelación de su propio misterio: claramente, dice que todo es iniciativa de Dios, que ha demostrado
históricamente su amor que quiere la vida eterna
para todos. Por eso ha enviado a su Hijo único como mediador y salvador.
Lo propio de Dios
no es condenar, sino salvar. Jesús lo mostró continuamente durante su vida: recibió a los pecadores, perdonó a la adúltera, buscó la oveja descarriada con toda la ternura del Buen Pastor; tanto al hijo que se fue como al que se quedó, el Padre les ofrece gratuitamente su amor.
no es condenar, sino salvar. Jesús lo mostró continuamente durante su vida: recibió a los pecadores, perdonó a la adúltera, buscó la oveja descarriada con toda la ternura del Buen Pastor; tanto al hijo que se fue como al que se quedó, el Padre les ofrece gratuitamente su amor.
Dios quiere que el hombre continúe su proyecto, su plan de salvación. A
cada uno de nosotros y a todos como su pueblo, nos ofrece y nos encomienda su
realización. La salvación consiste
en entrar en ese plan. Los
hombres frente a la propuesta de salvación, debemos tomar posición a través de nuestrasopciones libres. Quien cree en la persona de Jesús
no es condenado, pero quien lo rechaza y no cree en el nombre del Hijo de Dios
hecho hombre, ya está condenado. La causa de la condena es una sola:la incredulidad, mantener el corazón cerrado y
sordo a la Palabra de Jesús. Juan utiliza la imagen luzy la oscuridad.
La realidad de la luz y las tinieblas no se juega en el terreno de los
conocimientos, sino en el de las obras. Obrar en la verdad es
la mejor manera de vivir en la luz. Y obrar en la
verdad es vivir en el amor.
Al discípulo no le queda otra cosa que hacer suya la invitación a la conversión
y al cambio radical de vida. Quien acepta a
la persona de Jesús y deja sitio a un amor que lo trasciende, encuentra lo que
nadie puede conseguir por sí mismo: poseer
la verdadera vida. La Pascua que estamos celebrando nos recuerda que
tanto me ha amado Dios, que ha entregado a su Hijo para que creyendo en Él, y
siguiéndolo, alcancemos la salvación.
Quien se deja llevar por esa corriente de Vida,
tendrá vida en abundancia.
PARA
DISCERNIR
¿Me doy cuenta de la “no medida” del amor de Dios?
¿En qué me cambia?
¿En qué se manifiesta?
REPITAMOS
A LO LARGO DE ESTE DÍA
…Dios me amó y se entregó por mí…
PARA
LA LECTURA ESPIRITUAL
…”La Buena Noticia se convierte en mala noticia cuando es anunciada sin paz
ni alegría. Todo el que proclama el amor de Jesús, que perdona y cura, con un
corazón amargado es un falso testigo.
Jesús es el salvador del mundo. Nosotros, no. Nosotros estamos llamados a
dar testimonio, siempre con nuestra vida y, en ocasiones, con nuestras
palabras, de las grandes cosas que Dios ha hecho en favor de nosotros. Ahora
bien, ese testimonio debe proceder de un corazón dispuesto a dar sin recibir
nada a cambio. Cuanto más confiemos en el amor incondicionado de Dios por
nosotros, más capaces seremos de anunciar el amor de Jesús sin condiciones
internas ni externas”…
H. J. M. Nouwen, trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999.
PARA
REZAR
Oración de amor a Dios
Te amo, Oh mi Dios.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo, por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro, y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
final aumentes y perfecciones mi amor por Ti. Amén.
Mi único deseo es amarte
Hasta el último suspiro de mi vida.
Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,
Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti.
Te amo, oh mi Dios, y mi único temor es ir al infierno
Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor,
Oh mi Dios, si mi lengua no puede decir
cada instante que te amo, por lo menos quiero
que mi corazón lo repita cada vez que respiro.
Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,
Y de amarte mientras que sufro, y el día que me muera
No solo amarte pero sentir que te amo.
Te suplico que mientras más cerca estés de mi hora
final aumentes y perfecciones mi amor por Ti. Amén.
San Juan María Vianney
LECTIO DIVINA
Dios envió a su Hijo
para que el mundo se salve por Él
para que el mundo se salve por Él
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 3,
16-21
Sí, Dios amó
tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no
muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no
envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque
no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
En esto
consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las
tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo el que
obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean
descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz,
para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.
Palabra del
Señor.
LECTURA
- ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Guías para la
lectura:
El mensaje
central de la lectura de hoy del Evangelio, es que el amor de Dios se manifestó
de tal manera, que tomó la iniciativa dando a su propio Hijo en propiciación de
un mundo pecador que no le ama, con el propósito de darle Vida. Esto lo
reafirma Juan en su primera carta “Así Dios nos manifestó su amor; envió a
su Hijo único al mundo, para que tuviéramos vida por medio de él. Y este amor
no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó
primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados” (1
Jn.4.9-10).
Juan expresa
ese amor de Dios diciendo que “amó tanto” al mundo. ¿Cuánto es “tanto”?
Es incomparable, porque “entregó” a su “Hijo único”. De esta manera expresa la
grandeza infinita de un Dios que da en prenda de salvación por sus “enemigos”
(Rm.5.10) a lo más preciado que tiene, su Hijo, su único Hijo. Siguiendo el
paralelismo con su primera carta, Juan no duda en definir a Dios ya no
solamente como quien manifiesta su amor, sino como alguien en quien el amor es
parte esencial de su persona. “Dios es amor” (1Jun. 4.8 b).
La finalidad
del supremo don entregado, tiene definitivas consecuencias soteriológicas y
escatológicas, en aquellos que reciben esa Buena Nueva con fe. “…para que
todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna”.
A diferencia
de lo que en esa época se esperaba de una presencia mesiánica, Juan aclara que
la misión encarnada de Jesús no es juzgar al mundo, sino amarlo y salvarlo de
su autodestrucción a causa del pecado. (v.17). Rescatarlo de su segura
muerte eterna para ofrecerle vida eterna.
En el
siguiente versículo (18) se introduce la palabra “condenación”. El que no cree
y persiste en no creer (Juan utiliza el verbo en tiempo perfecto), ya está
condenado. Diametralmente opuesta es la situación de los creyentes, la
condenación no existe para los tales.
A partir del
versículo 19, la dicotomía entre luz y tinieblas, juegan un papel fundamental
en el texto. Además de representar la idea del juicio, reemplaza las palabras
“salvación” y “condenación” en un sentido electivo por parte de los receptores
del mensaje del Evangelio.
¿En qué
consiste entonces la idea de juicio? En que la luz (Cristo) vino al mundo, pero
sus habitantes, en total libertad, tomaron una elección por su
contraste, las tinieblas (vs 19). Esto ya había sido presentado por Juan en su
himno introductorio al Evangelio: “La Palabra era la luz verdadera que, al
venir a este mundo, iluminó a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo
fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los
suyos no la recibieron. Pero a los que la recibieron, a los que creen en su
Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” (Jn.1.9-12).
Presentado de
esta manera, el juicio no es una decisión divina, sino una elección humana. ¿A
qué se debe tamaña decisión? A que las obras humanas son malas (v.17) y ese
obrar erróneo, produce un odio visceral a todo aquello que lo ponga en
evidencia, como desde luego lo es la luz. “Todo el que obra mal odia la luz
y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas”
(v.20).
En este juego
de contrastes, “vida eterna – muerte eterna”, “salvación – condenación”, “luz –
tinieblas” aparece una nueva: “buenas obras – obras malas”. En este sentido,
aquellos que obran de acuerdo a la verdad, no sólo no le temen a la luz que
evidencia sus acciones, sino que se acercan confiados a ella. Sienten el anhelo
que sus obras muestren su impronta divina. “En cambio, el que obra conforme
a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras
han sido hechas en Dios.” (v.21)
MEDITACIÓN
- ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la meditación:
¿Qué dimensión
toma el amor de Dios en su iniciativa y entrega?
¿En qué medida
el texto desafía mi fe y mis obras?
¿Qué reacción
inmediata tiene mi vida expuesta a la luz?
ORACIÓN
- ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL TEXTO BÍBLICO?
Dios, gracias
porque en tu infinito amor entregaste a tu único Hijo, para salvar a un mundo
que vive en las tinieblas de la falta de fe, y obras que no te agradan. Ayúdame
a agradecerte con mi vida una salvación tan grande. Amén.
CONTEMPLACIÓN
- ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO BÍBLICO?
Releo en
oración el texto bíblico.
Trato de
dimensionar el amor de Dios y la entrega de Jesús a mi favor. Reflexiono sobre
el contraste entre luz y tinieblas, y la puesta en evidencia de mi obrar.
ACCIÓN
- ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO BÍBLICO?
Preguntas para
la acción:
¿Cómo voy a
vivir a la altura de una salvación tan grande?
¿De qué manera
buscaré que mis obras muestren mi filiación divina cuando sean puestas en
evidencia?
¿Con quién
compartiré este mensaje de redención y vida plena?
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