26 de mayo de 2015 – TO – Semana VIII – MARTES DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Muchos de los últimos serán los primeros
PRIMERA
LECTURA
Lectura del
libro del Eclesiástico 35, 1-12
Observar la Ley es como presentar muchas
ofrendas
y ser fiel a los mandamientos
es ofrecer un sacrificio de comunión;
devolver un favor es hacer una oblación de
harina
y hacer limosna es ofrecer un sacrifico de
alabanza.
La manera de agradar al Señor es apartarse
del mal,
y apartarse de la injusticia es un
sacrificio de expiación.
No te presentes ante el Señor con las
manos vacías,
porque todo esto lo prescriben los
mandamientos.
Cuando la ofrenda del justo engrasa el
altar,
su fragancia llega a la presencia del
Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptado
y su memorial no caerá en el olvido.
Glorifica al Señor con generosidad
y no mezquines las primicias de tus manos.
Da siempre con el rostro radiante y
consagra el diezmo con alegría.
Da al Altísimo según lo que él te dio,
y con generosidad, conforme a tus
recursos,
porque el Señor sabe retribuir
y te dará siete veces más.
No pretendas sobornarlo con un don, porque
no lo aceptaría,
y no te apoyes en un sacrificio injusto.
Porque el Señor es juez
y no hace distinción de personas.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 49, 5-8. 14.
23
R. ¡El Señor es el único Juez!
Al que va por el buen camino,
Le haré gustar la salvación de Dios.
El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar la Tierra
desde la salida del sol hasta el ocaso. R
«Reúnanme
a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un
sacrificio.»
¡Que el cielo proclame su justicia,
porque el Señor es el único Juez! R.
«Escucha, pueblo mío, yo te hablo;
Israel, voy a alegar contra ti: yo soy el
Señor, tu Dios.
No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi
presencia!» R.
«Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza
y cumple tus votos al Altísimo.
El que ofrece sacrificios de alabanza, me
honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios.» R.
EVANGELIO
Lectura del
santo Evangelio según san Marcos 10, 28-31
Pedro le dijo a
Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió:
«Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre,
hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo,
recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y
campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida
eterna.
Muchos de los
primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor.
PARA
REFLEXIONAR
Jesús ha pedido al rico que quería heredar
el reino que lo venda todo y lo siga. Sin animarse a dar ese paso se aleja
triste. Pedro aprovecha la ocasión para recodar que ellos lo han dejado todo y
lo han seguido. Pedro y los discípulos todavía tienen una idea política del
mesianismo de Jesús. No han descubierto todavía lo que les ofrece Jesús y
buscan puestos de honor, recompensas humanas, soluciones cuasi mágicas.
Jesús y su Espíritu los irán ayudando a
madurar en su fe, hasta que después de la Pascua puedan entregarse gratuita y
generosamente al servicio de Cristo Jesús y de la comunidad, hasta la entrega
de sus propias vidas.
La respuesta de Jesús es misteriosa y
alentadora: «Recibirá en este tiempo cien veces más y en el futuro, la vida
eterna».
No se trata de matemática. La respuesta
habla de una situación de absoluta novedad. Jesús armará en torno a sí una
nueva comunidad unida por lazos más fuertes que los de la sangre. Dejamos un
hermano para buscar cien.
Al céntuplo que se recibirá de todo Jesús
agrega: “con persecuciones”. En ningún momento Jesús asegura el éxito,
felicidad humana y aplausos de los hombres. La promesa de la vida eterna viene
después. A la Pascua salvadora se llega por el vía crucis del Viernes Santo. El
amor muchas veces supone sacrificio. Requiere esfuerzo y lucha; pero vale la
pena. Habrá felicidad, pero será la de aquel que descubre que hay “más alegría
en dar que en recibir”. La felicidad será del que se sacrifica por los demás.
La pobreza por el Evangelio no se queda en
una simple renuncia a los bienes materiales, ni mucho menos en un
asistencialismo consistente en darle a los bienes, un fin social. El modo viejo
de vivir marcado por el egoísmo y la seguridad que da la acumulación de bienes,
tiene que dar paso a la donación, que lleva compartir los bienes de la tierra
en solidaridad y comunión.
Jesús termina remarcando que no se puede
pertenecer a la nueva comunidad del Reino con criterios de protagonismo o
superioridad basados en el poder y el prestigio que dan las riquezas.
En el reino todos tendrán que adoptar la
actitud de Jesús, la de hacerse “último de todos y servidor de todos”. En el
Reino no valen las posiciones que crean diferencias. Lo que caracteriza al
reino es la gratuidad en la cual no hay precio, pero sí hay valor. ¿Acaso,
pregunta una madre cuánto le van a pagar por su trabajo? ¿Pone un amigo precio
a la sinceridad? ¿Pasó factura Jesús por su entrega en la cruz? Lo que
verdaderamente tiene valor es lo que se gesta desde el amor hecho de justicia,
compasión misericordia y servicio.
PARA
DISCERNIR
¿Qué sentido doy a mis renuncias?
¿Tengo yo una actitud meramente negativa?
¿Hago opciones o elecciones que sobrepasan
todo precio humano?
REPITAMOS A
LO LARGO DE ESTE DÍA
…Recibiremos cien veces más…
PARA LA
LECTURA ESPIRITUAL
…«Ya en este tiempo, cien veces más»
«Sembrad en justicia, dice el Señor, y
recogeréis la esperanza de la vida». No habla del último día cuando todo se nos
dará realmente y ya no en esperanza; habla del presente. Cierto, nuestro gozo
será grande, nuestra alegría infinita, cuando comenzará la verdadera vida. Pero
ya la esperanza de un gozo tan grande no se puede dar sin gran gozo. «Que la
esperanza os tenga alegres» dice el apóstol Pablo (Rm 12,12). Y David no dice
que estará gozoso, sino que ya lo ha estado el día en que ha esperado poder entrar
en la casa del Señor (Sl 121,1).
Todavía no poseía la vida, pero ya había cosechado la esperanza de la vida. Y al mismo tiempo experimentaba la verdad de la Escritura que dice que no sólo la recompensa sino «la esperanza de los justos está llena de gozo» (Pr 10,28). Este gozo se produce en el alma de aquel que ha sembrado para la justicia, por la convicción que tiene de que sus pecados le son perdonados…
Todavía no poseía la vida, pero ya había cosechado la esperanza de la vida. Y al mismo tiempo experimentaba la verdad de la Escritura que dice que no sólo la recompensa sino «la esperanza de los justos está llena de gozo» (Pr 10,28). Este gozo se produce en el alma de aquel que ha sembrado para la justicia, por la convicción que tiene de que sus pecados le son perdonados…
…Cualquiera de entre vosotros, después de
los principios amargos de la conversión, tiene la felicidad de verse aliviado
por la esperanza de los bienes que espera… ya desde ahora ha recogido el fruto
de sus lágrimas. Ha visto a Dios y ha escuchado de él: «Dadle el fruto de sus
obras» (Pr 31,31). ¿Cómo es posible que el que ha «gustado y visto cuán bueno es
el Señor» (Sl 33,9) no haya visto a Dios? El Señor Jesús aparece dulce a aquel
que recibe de él no sólo la remisión de sus faltas, sino también el don de la
santidad y, más aún, la promesa de la vida eterna. Dichoso el que ha hecho ya
tan buena cosecha… El profeta dice en verdad: «Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares» (Sl 125,5)… Ningún provecho ni honor terrestre no nos
parecerá estar por encima de nuestra esperanza y de este gozo de esperar, desde
ahora enraizado profundamente en nuestros corazones: «La esperanza no engaña,
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos ha sido dado» (Rm 5,5)…
San Bernardo. Sermón 37 sobre el Cántico de los
Cánticos
PARA REZAR
Jesús:
La certeza de tu identidad te ha liberado
para servir a Dios de maneras que no puedo
imaginar.
Me siento muy limitado por mis temores y
mis ansiedades,
y sin embargo me atrae la libertad que veo
en Ti,
la libertad para servir a Dios.
Jesús, ayúdame a descubrir
dónde es que Dios quiere que yo sirva.
Veo muchas cosas negativas e injustas
en el mundo, en mi país, en mi ciudad,
y hasta en mi familia. Pero tengo miedo.
¿Cómo puedo cambiar ciertas cosas?
¿Cómo puedo aprender a confrontar?
Y más importante aún, ¿qué es lo que Dios quiere
que yo haga?
Mi querido amigo Jesús, cuando Te veo,
quedo enamorado de Tu fuerza y de
la libertad con que sirves a Dios.
Eso me atrae fuertemente.
Quiero aprender a servir a Dios sin la
carga de mis temores.
Pareces estar muy consciente de Tu identidad
y de cómo Dios Te ha llamado a servir.
Quiero tener el valor suficiente para
confrontar
las estructuras y las autoridades que veo
actuando mal.
Pero, Jesús, tengo miedo.
La confrontación me trae recuerdos de
viejos temores
que necesitan ser sanados, y necesito
sentir Tu amor
y Tu libertad para servir con todo el
corazón.
Nunca he sido una persona luchadora, sino
alguien que rehuye a los conflictos.
Pero cuando estoy contigo esta semana,
veo que las constantes confrontaciones
con las autoridades parecen darte una paz
más profunda
y mayor firmeza.
Siento que estás cada vez más consciente
de Quien eres y de la misión que Dios Te
ha encomendado.
Jesús, eso es lo que quiero. Quiero poder
levantar la cabeza
y, como Tú, poder mirar la gente a los
ojos cuando las desafío.
Quiero tener el valor de hablar por
quienes necesitan ayuda.
Quiero tener el valor de estar contigo a
todo momento,
trabajar como Tú, por la justicia y para
llevar la buena nueva a los pobres.
Gracias por compartir Tu vida conmigo.
Siento que se van estrechando los lazos
que me unen a Ti
a medida que Te voy conociendo cada día
más.
Gracias por invitarme a acompañarte en
esta travesía.
Dame el valor que necesito para caminar
como Tú.
LECTIO DIVINA
Recibirán en este mundo el
ciento por uno,
en medio de las persecuciones;
y en el mundo futuro, la Vida eterna
en medio de las persecuciones;
y en el mundo futuro, la Vida eterna
+ Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo según san Marcos 10, 28-31
Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió: «Les
aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos
o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el
ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio
de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
Muchos de los primeros
serán los últimos y los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
El joven rico no tuvo el
ánimo para seguir a Jesús, y disgustado y apenado por ello, se retiró. En
cambio, Pedro y sus compañeros han escuchado las condiciones que el Maestro
exige para su seguimiento, y gozosos reconocen que ellos las han cumplido; por eso,
llenos de alegría han seguido al Señor.
Esa debe ser la causa de
nuestro gozo; también nosotros hemos seguido al señor; ¿qué más podemos esperar
para dejarnos invadir del gozo y de la felicidad de sentirnos discípulos,
seguidores del Maestro? Dejarlo todo no es dejar mucho, es, sencillamente,
dejar todo lo que se tiene, sea mucho o poco.
Dentro de ese “todo” que
debemos dejar para seguir al Señor Jesús, está antes que nada nuestro propio
yo; de esta forma ya no podremos contentarnos con dejar todo, si no nos dejamos
a nosotros mismos; solamente así es como el “todo” es Total y en consecuencia
el seguimiento es perfecto.
Cristo y su Evangelio han
de ser la explicación de toda mi vida, de toda mi actividad; todo lo he de
ofrecer al Padre con Él, por Él y en Él. La recompensa centuplicada no debe
entenderse en sentido terreno, sino sobrenatural.
Sin embargo,
desconcertante, a primera vista, la afirmación del Señor; el premio que promete
son persecuciones. No es tan desconcertante cuando se piensa que el ansia de
todo verdadero y fiel discípulo es asemejarse lo más posible a su Maestro. El
sufrimiento, el dolor, la persecución es algo pasajero; la victoria, la dicha,
la felicidad son lo definitivo.
Y es que no hay otro medio
de llegar a lo definitivo, si no es pasando por lo temporal. A la luz, por la
cruz. Lo que el mismo Maestro define como “la Vida eterna”.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
·
¿Hay en nosotros algo que pueda afirmarse que no sigue al Señor?
·
¿Exceptuamos algo que no pongamos a disposición y servicio del Evangelio?
·
¿Nos reservamos para nosotros algo sin ponerlo a contribución del
establecimiento del Reino de Dios?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor que las breves
adversidades que se crucen en mi caminar cristiano sirvan para mi madurez y
crecimiento espiritual. Que en mi corazón tenga por ganancia el dejar todo para
seguir las pisadas de Jesús, quien dio por mí hasta su propia vida.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Releo el texto y medito en
las tribulaciones pensando que no me dejaré abatir por ellas, sabiendo que son
solamente una etapa que habré de superar.
Contemplo la paz
definitiva y el gozo de la compañía de Cristo, junto al Padre.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
·
¿Qué estoy dispuesto a dejar para seguir a Cristo?
· ¿Estoy preparado para sufrir persecuciones por causa
de mi fe?
·
¿Qué gozo y paz me da la certeza de la Vida eterna?
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