16 de julio – NTRA. SRA. DEL CARMEN
…vengan a mí
los que están afligidos y agobiados…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
Éxodo 3, 13-20
Moisés, después de
oír la voz del Señor que le hablaba desde la zarza, dijo a Dios: «Si me
presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a
ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?»
Dios dijo a
Moisés: «Yo soy el que soy.» Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas:
“Yo soy” me envió a ustedes.» Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a
los israelitas: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para siempre, y
así será invocado en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de
Israel y diles: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y
de Jacob, se me apareció y me dijo: “Yo los he visitado y he visto cómo los
maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos de la opresión que sufren en
Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los
perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.”
Ellos te
escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los
ancianos de Israel. Entonces le dirás: “El Señor, el Dios de los hebreos, vino
a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por
el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios.”
Ya sé que el rey
de Egipto no los dejará partir, si no es obligado por la fuerza. Pero yo
extenderé mi mano y castigaré a Egipto, realizando ante ellos toda clase de
prodigios. Así él los dejará partir.»
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27 (R.: 8a)
R. El Señor se
acuerda eternamente de su alianza.
¡Den gracias al
Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer
entre los pueblos sus proezas;
recuerden las
maravillas que él obró,
sus portentos y
los juicios de su boca! R.
El se acuerda
eternamente de su alianza,
de la palabra que
dio por mil generaciones,
del pacto que
selló con Abraham,
del juramento que
hizo a Isaac. R.
El Señor hizo a su
pueblo muy fecundo,
más fuerte que sus
mismos opresores;
cambió el corazón
de los egipcios,
para que sintieran
odio por su pueblo
y trataran con
perfidia a sus servidores. R.
Luego envió a
Moisés, su servidor,
y a Aarón, que era
su elegido;
por su intermedio
realizó prodigios,
hizo portentos en
la tierra de Cam. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Mateo 11, 28-30
Jesús tomó la
palabra y dijo:
Vengan a mí todos
los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes
mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así
encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.
Si de la Memoria:
Zacarías. 2,14-17
S. R: Lucas 1,46-55
Mateo 12,46-50
Para reflexionar
En Egipto en medio de toda clase de dioses era fácil que
los hebreos hubiesen adoptado, en parte, la idolatría ambiental. Dios se revela
como el único verdadero y se une así a la gran tradición de los patriarcas,
quizá algo olvidada. El nombre para los hebreos indica, «el ser» profundo.
Dios no es una realidad imprecisa,
impersonal, una cosa vaga. Tiene un «nombre», es alguien vivo. «Yahvé» se
revela a Moisés diciendo: “Yo soy el que soy”, reúne a los
ancianos de Israel … y diles que he decido sacarlos de la opresión egipcia.
«Yo soy», «soy el que estoy ahí para», «soy el que estoy cerca». Es el Dios de
los patriarcas, el Dios de la promesa, el que ha decidido estar siempre
ayudando a su pueblo, en el pasado y en el futuro. Por eso ahora se
dispone a su liberación. El nombre de Dios se nos revela, no en los libros,
sino en la historia. Dios es el «ser que posee su existencia en sí mismo», la
roca sólida, el único que existe verdaderamente. Y este Nombre es una
garantía. «¡Aquél que ha enviado a Moisés, es la Roca!»
El Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el
Dios “fiel”, que cumple sus promesas; ha visto lo que les han hecho en Egipto,
donde se los oprime y ha decidido llevarlos al país de los cananeos, país que
mana leche y miel.
Dios, es un Dios comprometido en la
historia, un Dios que interviene para «crear», «salvar», «reunir». El pueblo de
Israel debe saber, y nosotros también, que Dios está siempre, en los días de
prosperidad y en días de infortunio, y ese Dios quiere nuestra liberación.
***
El pueblo estaba agobiado por la infinita carga de las
prescripciones religiosas. La confusión que les producía, su falta de
conocimiento de la implicancia de los preceptos de la Escritura, sumado al
analfabetismo y a la falta de formación, hacían de la Palabra revelada
por Dios en el Antiguo Testamento, una carga insoportable.
Los doctores de la ley imponían obligaciones difíciles de cumplir, que eran
como esos “yugos” duros y mal trabajados, que los labradores ponen sobre el
cuello de las bestias y que lastiman su piel.
Jesús continúa mostrando su preocupación
por los que ocupan el primer lugar en su corazón: los pequeños, los
humildes, los pobres, los que sufren, los hambrientos, los enfermos, los
desgraciados; todos los que están rendidos y agobiados. Por eso les dice
que se acerquen, que vayan hacia Él que los aliviará.
Jesús ofrece darles respiro, una pausa
para que la carga sea más “llevadera”. Presenta la imagen del pobre hombre
que lleva una carga abrumadora, y que se detiene para depositar junto a Él su
carga, para tomarla luego de nuevo, y continuar su marcha. Es la imagen de todo
aquel que lleva un peso tan grande que necesita descansar unos momentos antes
de reemprender su camino.
Esto es lo que Jesús quiere hacer por
nosotros, aliviarnos, confortarnos, hacernos más ligeros, libres y
seguros. Jesús invita a cargar con su yugo que es suave y su carga
ligera. Invita a ser sus discípulos; aprender de Él, que es manso y humilde
para encontrar alivio. El “yugo” de Jesús no es una carga que aplaste y
lastime.
El yugo que propone Jesús, se resume en un
incondicional amor al prójimo, fruto de la experiencia de Dios como Padre. Para
esto es necesario aprender de El siendo su discípulo. Siguiendo a Jesús, la
alianza y la ley del Señor; la Torah y los mandamientos de la voluntad de Dios,
ya no son un yugo opresor y duro, sino que generan la gozosa paz prometida a
los que aman y por eso crecen en libertad.
El yugo que carga el discípulo, ya no es un sistema legal para cumplir,
sino seguir a Jesús, el Hijo, que revela la voluntad de Dios; y la
realiza plena y definitivamente en el servicio, el amor y la alegría.
Esto no significa que no sea un estilo de
vida exigente. Su programa incluye renuncias, cargar con la cruz. Pero para eso
nos promete su ayuda. Asumimos la propuesta del reino, cargamos con la cruz
pero en su compañía, Él está con nosotros y nos ayuda a superar nuestras luchas
y dificultades. Sabe de las caídas y debilidades de sus discípulos, pero se
muestra siempre cercano, comprensivo, dispuesto a ayudar y perdonar. No nos
quiere seguidores con el temor de los esclavos, sino con el amor y la alegría
de los hijos que se saben amados.
Aprender de su mansedumbre y humildad de
corazón, significa saberse pobre y saber comprender a los pobres, a los
humildes, a los descarriados. Jesús padece con nosotros asumiendo en todo
nuestra vida, porque es el enviado de Dios, el Mediador, que viene a salvar a
los hombres. Jesús llama a sí, a todos los que necesitamos de salvación; a los
que gemimos bajo la carga de la vida. La moral sin alegría y torturante
del fariseísmo, se convierte en gozoso servicio, producido por la cercanía de
la presencia de Dios. Las exigencias, sólo se comprenden desde la felicidad
del seguimiento de Jesús, tal como se proponen en las bienaventuranzas.
Primero es evangelio y sólo después ley.
Siempre habrá en el mundo yugos pesados y cargas aplastantes. Jesús al
revelarnos que somos aceptados tal como somos, angustiados y desgarrados, nos
tranquiliza; y da un sentido a nuestro andar. En adelante sabemos que estamos
en Dios, porque Él mismo ha querido estar en nosotros, sea cual fuere nuestra
debilidad y nuestro pecado.
Los discípulos hallaremos la paz y el
alivio, no porque Jesús no sea exigente, sino porque Jesús nos da la alegría de
sentirnos salvados y amados por El; y esta relación personal hace que el yugo
sea suave y la carga, ligera.
Para discernir
¿Dónde ubico la valoración de mi vida?
¿Me siento decepcionado de mí mismo?
¿Cuál es la meta de la carrera de la vida
en la que me encuentro?
Repitamos a lo largo de este día
…Tu yugo es suave y tu carga liviana…
Para la lectura espiritual
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré»
…”El Señor ama a
los hombres, pero permite que sean probados. De esta manera pueden reconocer su
impotencia y humillarse y, gracias a su humildad, recibir el Santo Espíritu. Y
con el Santo Espíritu todo va bien, todo se llena de gozo… El humilde estará
contento con todo lo que le pueda suceder, porque el Señor es su riqueza y su
gozo; todos los hombres quedarán sorprendidos de la belleza de su alma.
Tú dices:
«Mi vida está llena de sufrimientos». Pero yo te contestaré, o mejor dicho,
será el mismo Señor el que te dirá: «Se humilde y verás como tus pruebas se
cambian en descanso», hasta el punto que te sorprenderás de ti mismo y te
dirás: « ¿Por qué en otro tiempo estaba yo tan atormentado y afligido?» Ahora
eres feliz porque has llegado a ser humilde y has recibido la gracia divina;
ahora, incluso cuando te encontraras solo con tu pobreza, el gozo no te
abandonará porque tienes en tu alma la paz que nos prometió el Señor cuando
dijo: «Mi paz os doy» (Jn 14,27). Es de esta manera que el Señor da su paz a
todas las almas humildes”…
San Silvano (1866-1938), monje ortodoxo – Escritos
Para rezar
La fuerza de la Vida
Creo en un Dios impotente,
débil y debilitado;
creo en un Dios que no puede;
que no triunfa. Derrotado.
débil y debilitado;
creo en un Dios que no puede;
que no triunfa. Derrotado.
Creo en un Dios ¡tan vecino!
que se vuelve un Dios-humano;
que su vida entre nosotros,
es muerte que le entregamos.
que se vuelve un Dios-humano;
que su vida entre nosotros,
es muerte que le entregamos.
Ceo en un Dios sin poder,
hecho hombre y torturado;
y por coronas, ¡espinas!
y por respuesta, ¡insultado!
hecho hombre y torturado;
y por coronas, ¡espinas!
y por respuesta, ¡insultado!
Creo en un Dios impotente,
un Dios de brazos atados;
un Dios distinto a los hombres,
poderosos, soberanos…
un Dios de brazos atados;
un Dios distinto a los hombres,
poderosos, soberanos…
Creo en un Dios
que no sabe negar lo que ha declarado;
creo en un Dios impotente,
¡impotente de enamorado!
que no sabe negar lo que ha declarado;
creo en un Dios impotente,
¡impotente de enamorado!
Creo en un Dios novedoso,
de novedad siempre a mano;
que genera a cada instante
lo que el amor va dictando.
de novedad siempre a mano;
que genera a cada instante
lo que el amor va dictando.
Creo en un Dios generoso,
del amor crucificado;
creo en un Dios también pobre,
que tiene a los pobres al lado.
del amor crucificado;
creo en un Dios también pobre,
que tiene a los pobres al lado.
Creo en un Dios que no puede,
¡es el amor quien lo ha atado!
Creo en un Dios sin poder;
pobre… ¡Resucitado!
¡es el amor quien lo ha atado!
Creo en un Dios sin poder;
pobre… ¡Resucitado!
Anónimo
16
de julio – NTRA. SRA. DEL CARMEN
El Carmelo, cuya hermosura ensalza la
Biblia (Is. 35, 2), ha sido de siempre un monte sagrado. En el siglo IX A. C.,
Elías lo convirtió en el refugio de la fidelidad al Dios único y en el lugar de
los encuentros entre el Señor y su pueblo (1 R 18, 39). El recuerdo del Profeta
«abrasado de celo por el Dios vivo» había de perpetuarse en el Carmelo.
En tiempo de las Cruzadas, las grutas del
monte dieron acogida a los ermitaños cristianos. Pero hasta el siglo XIII no
pasaron éstos a formar una familia religiosa, a la que el patriarca Alberto de
Jerusalén dio una regla (hacia el 1209), y que fue confirmada por el papa
Honorio III (1226).
El Monte Carmelo, que domina la llanura de
Galilea, no cae lejos de Nazaret, en donde vivió María “conservando todo en su
corazón”. De ahí que la Orden del Carmelo haya querido desde sus orígenes
ponerse bajo el patrocinio de la Madre de los contemplativos.
En el siglo XVI, los dos doctores y
reformadores de la Orden – Santa Teresa de Ávila v San Juan de la Cruz –
convertirían al Monte Carmelo en el símbolo de aquello que San Buenaventura
llamaba «itinerario hacia Dios». Por eso le pedimos hoy al Señor que nos haga
llegar, gracias a «la intercesión de la Virgen María» «hasta Cristo, monte de
salvación».
Oremos
Haz venir, Señor, sobre nosotros la
poderosa intercesión de la gloriosa Virgen María, para que, protegidos con su
auxilio, podamos llegar a tu monte santo, que es Jesucristo, tu Hijo. Que vive
y reina contigo.
LECTIO DIVINA
Soy paciente y humilde de
corazón
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 11, 28-30
Jesús tomó la
palabra y dijo:
Vengan a mí
todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre
ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y
así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del
Señor.
1. LECTURA - ¿QUÉ DICE EL TEXTO BÍBLICO?
|
· Guías para la lectura:
La fatiga
denota un esfuerzo prolongado; la carga, el peso de algo que nos abruma. Los
maestros de la Ley fatigaban, y cargaban con los innumerables preceptos que
imponían, imposibles de soportar (23,34; Hch 15,10). Jesús vino a aliviar
nuestra fatiga y descargarnos del peso de la Ley, pues su mandamiento (Jn
13,34; 1 Jn 3,23) no es gravoso (1 Jn 5,3).
El descanso
que Cristo promete no es una incitación a la holgazanería, ni una licencia para
el pecado, sino un estímulo para el servicio de Dios, a quien servir es reinar
(Ap 22, 3-5).
Llamar a los
que están fatigados y cargados, para invitarlos a llevar un yugo, parece a
primera vista añadir aflicción al afligido, pero la solución está en el
adjetivo posesivo “mi”. Es un yugo de Cristo; él lo ha designado; como buen
carpintero, él lo ha hecho; como buen maestro, él lo ha llevado primero,
aprendiendo obediencia mediante el sufrimiento (He 5,8); y nos ayuda a llevarlo
mediante su Espíritu, el cual nos ayuda en nuestra debilidad (Ro 8,26).
Jesús añade
dos cualificaciones suavizadoras: Porque mi yugo es suave, y mi carga ligera (v
30). Como diciendo: “No se asusten por esto; el yugo que yo les pongo es
cómodo, está tan apto y ajustado a sus cuellos que no les va a producir herida
ni rozadura, al contrario, les va a producir alivio, porque es un yugo forjado
en el amor”.
Hay pesos que abruman, y hay pesos que permiten volar; si las alas
del avión fuesen de papel, no podría el aparato remontarse ni permanecer en el
aire. Al principio, ese yugo puede parecer pesado, pero se va haciendo ligero a
medida que se avanza en la obra de la fe, el trabajo del amor y la constancia
en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo (1 Ts 1.3).
La primera
razón para asistir a la escuela de Cristo es que Él es manso y humilde de corazón.
2. MEDITACIÓN - ¿QUÉ ME DICE EL TEXTO
BÍBLICO?
|
· Preguntas para la meditación:
· ¿Para quiénes es el
llamado de alivio?
· ¿Por qué el yugo de
Jesús es suave y liviana su carga?
· ¿Qué debemos aprender
de él?
3. ORACIÓN - ¿QUÉ LE DIGO A DIOS A PARTIR DEL
TEXTO BÍBLICO?
|
Señor, ¡tantas
veces me siento afligido y agobiado! Necesito tu alivio. Quiero llevar contigo
tu yugo y aprender paciencia y humildad a tu lado.
4. CONTEMPLACIÓN - ¿CÓMO INTERIORIZO EL TEXTO
BÍBLICO?
|
Medito en el
amor del Señor hacia los que estamos agobiados y afligidos.
Reflexiono en
lo que significa cargar su yugo y en sus características.
Pienso en lo
importante que resulta en mi vida ser paciente y humilde de corazón para
encontrar alivio.
5. ACCIÓN - ¿CÓMO VOY A VIVIR EL TEXTO
BÍBLICO?
|
·
Preguntas para la acción:
· ¿Por qué me siento
afligido y agobiado hoy?
· ¿Busco que Jesús
alivie mi carga llevando su yugo?
· ¿Me siento a los pies
del Maestro para ser humilde y paciente?
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