10 de noviembre de 2015 – TO – MARTES
DE LA XXXII SEMANA
Somos simples
servidores
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de la
Sabiduría 2, 23-3, 9
Dios creó al
hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza,
pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que
pertenecen a él tienen que padecerla.
Las almas de los
justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. A los
ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue
considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa
destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron
castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad.
Por una leve
corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los
encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un
holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como
chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y
el Señor será su rey para siempre.
Los que confían en
él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a él en el
amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
Palabra de Dios.
SALMO
Sal 33, 2-3. 16-17. 18-19 (R.: 2a)
R. Bendeciré al
Señor en todo tiempo.
Bendeciré al Señor
en todo tiempo,
su alabanza estará
siempre en mis labios.
Mi alma se gloría
en el Señor:
que lo oigan los
humildes y se alegren. R.
Los ojos del Señor
miran al justo
y sus oídos
escuchan su clamor;
pero el Señor
rechaza a los que hacen el mal
para borrar su
recuerdo de la tierra. R.
Cuando ellos
claman, el Señor los escucha
y los libra de
todas sus angustias.
El Señor está
cerca del que sufre
y salva a los que
están abatidos. R.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san
Lucas 17, 7-10
El Señor dijo:
«Supongamos que
uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este
regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le
dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que
yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse
agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también
ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples
servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
El autor escribe sin duda durante la persecución
que el pueblo sufrió en 88-80 antes de Jesucristo de parte de Ptolomeo Latiro.
Por sus costumbres de vida, por su inconformismo y su rechazo a colaborar con
la religión oficial, los judíos irritan a los paganos y éstos buscan el modo de
suprimir esta secta tan problemática. El autor quiere revelar a los
miembros del pueblo elegido la significación del proceso que están viviendo.
La idea de retribución terrestre todavía
presente en los círculos piadosos a los que se dirige el autor, no respondía a
las nuevas condiciones que habían surgido a raíz de la persecución.
Un justo, fiel a Dios, no puede ver su
vida cortada por la sola voluntad de los hombres. Una doctrina así no podía
apagar la inquietud de los fieles que eran conducidos prematuramente a la
muerte. El autor propone entonces una doctrina inspirada en el
helenismo, según la cual el alma subsiste después de la muerte. Dios creó
al hombre para una existencia imperecedera, lo hizo imagen de su misma
naturaleza. La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo.
Esto permite al autor explicar que la
muerte no es un final, sino una intervención del diablo que no ensombrece para
nada el plan de Dios. Por tanto no hay qué inquietarse, porque no se acaba todo
con la muerte y con todo derecho se puede buscar la retribución de los méritos
mirando hacia Dios porque Él recompensa después de la muerte.
El fiel puede ir a la muerte con confianza
y ponerse en las manos de Dios. Si la muerte tiene un más allá, los justos
disfrutarán de la retribución que esperaron y las víctimas se convertirán en
jueces de sus perseguidores.
Sea cual sea el origen de la muerte, lo
más importante es el más allá después de la misma. Los justos están
destinados a la vida: “los insensatos pensaban que morían, pero
ellos están en paz”. La sabiduría humana se contenta con la perspectiva de
aquí abajo y la muerte considerada como desgracia total. Pero no son así los
planes de Dios.
***
Nuevamente nos encontramos aquí con el
personaje familiar del criado, igual que en la escena del banquete. Una vez más
aparece subrayada la gratuidad del servicio como respuesta creativa a la
necesidad.
Este pasaje, no lo podemos aislar del
resto de enseñanzas e instrucciones que Jesús viene dando a sus discípulos; así
como tampoco podemos ignorar que Jesús, enfrenta un sistema social y religioso
basado en el cumplimiento de una cantidad de normas y leyes, a través del cual
se tenía la ilusión de alcanzar el favor de Dios, y el derecho para
juzgar a los incumplidores.
Esa actitud los fue llevando a dejar
de lado valores esenciales del pueblo de la alianza, tales como la
solidaridad y el compromiso con el hermano, especialmente con el débil y
desprotegido. De muchas formas, en la historia del pueblo, Dios pidió ser
reconocido como Verdadero y Único Dios, al que sólo se le sirve a
través del prójimo. El camino de la verdadera fe, unida al amor, se fue
sustituyendo por un culto vacío, ostentoso, pero ausente de amor y misericordia
hacia quienes por razones de su oficio o condición social, no podían cumplir
con lo preceptuado por la casta dirigencial.
Los cumplidores del culto y los preceptos,
se sentían mejores y con derecho a sentarse a la mesa, para ser servidos por su
amo. A estos, Jesús los llama «siervos inútiles», porque intentan hacer valer
sus derechos sobre Dios y son, en realidad, ante Él, unos pobres siervos;
totalmente incapaces de hacer algo auténticamente meritorio. Simplemente
cumplen lo mandado.
Actitudes como éstas, tienen que ser
evitadas por quienes quieren vivir la novedad de la vida del reino, que no
consiste en una lista de preceptos que guardar, de prohibiciones que evitar,
sino en un nuevo modo de vivir, que superará siempre todo lo imaginable porque
es respuesta gratuita a la gratuidad de Dios.
Si bien esta parábola está dirigida
inicialmente a los fariseos, Lucas la coloca dirigiéndola a los apóstoles, para
que eviten la soberbia farisaica de atribuirse a sí mismos méritos de una
acción, que sin Dios sería imposible realizar. El mérito pertenece sólo
al Espíritu de Dios, que actúa de forma eficaz y no a nuestra
eficiencia profesional. Jesús apunta a lo que hay de fariseo y
autoritario en el corazón de cada uno, cuando consideramos las ventajas y
los privilegios de la misión que desempeñamos, como derechos a la vida eterna y
cuando nos glorificamos a nosotros mismos en vez de “gloriarnos en el Señor”.
También hoy los cristianos, podemos caer
en el error de buscar a Dios en el perfecto cumplimiento de la ley, siendo, de
esta manera, siervos inútiles que tienen como única meta el deber cumplido.
Es mucho más cómodo cumplir
con lo que siempre se ha hecho. Acatar, es menos pesado que
arriesgarse a realizar creativamente el amor, la misericordia, el perdón.
Identificados con Cristo por la fe, estamos llamados a continuar trabajando
para que la salvación llegue a todos. En este aspecto no podemos escatimar
esfuerzos. Dios espera que seamos generosos trabajadores de su Reino,
proclamando la Buena Nueva a todos, con un amor, que sea signo de Su Amor que
se acerca a nuestros hermanos más ignorados por la sociedad.
Para discernir
¿Hacemos valer nuestros méritos frente a
Dios?
¿Pensamos que creer nos da derechos?
¿Me limito a cumplir o trato de descubrir
qué es lo que Dios quiere en cada momento?
Repitamos a lo largo de este día
…Gracias Señor por invitarme a tu
servicio…
Para la lectura espiritual
«Somos unos pobres siervos»
…”Hay muchos grados de humildad. Hay quien es obediente y en todas las cosas se reprocha a sí mismo; esto es humildad. Hay quien se arrepiente de sus pecados y se considera un miserable delante de Dios. Esto es también humildad. Pero otra es la humildad del que ha conocido al Señor por el Espíritu Santo: son diferentes su conocimiento y sus gustos.
Cuando a través del Espíritu Santo el alma
ve cuán suave y humilde es el Señor, se humilla a sí misma hasta lo más hondo.
Esta humildad es del todo particular y nadie puede describirla. Si los hombres,
a través del Santo Espíritu pudieran saber qué Señor tenemos, cambiarían
enteramente: los ricos menospreciarían sus riquezas; los sabios, su ciencia;
los gobernantes su poder y su prestigio. Todos vivirían en una profunda paz y
con amor, y reinaría sobre la tierra un gozo grande”…
San Silvano (1886-1938), monje ortodoxo – Escritos
Para rezar
Bienaventurado el DISCÍPULO que vive
enamorado de Cristo, que se fía de Él como de lo más necesario y absoluto,
porque no quedará desilusionado.
Bienaventurado el DISCÍPULO que mantiene
su ideal y su ilusión por el Reino y no pierde el tiempo en cosas accidentales,
porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.
Bienaventurado el DISCÍPULO que no tiene
nada, y lo que es y posee lo gasta en servicio de sus hermanos, porque Cristo
será toda su riqueza.
Bienaventurado el DISCÍPULO que se sabe
necesario donde la Iglesia lo reclame, pero que en ningún lado se siente
indispensable, porque experimentará el gozo del deber cumplido.
Bienaventurado el DISCÍPULO que sabe poner
su oído en el corazón de Dios para escuchar sus deseos, porque el Espíritu lo
ayudará a discernir los acontecimientos.
Bienaventurado el DISCÍPULO que no se
enorgullece de sus éxitos y reconoce que el Espíritu hace todo en todos, porque
se verá libre de ataduras.
Bienaventurado el DISCÍPULO que siempre
tiene un tiempo para contemplar a Dios, a los hombres y al mundo, porque habrá
entendido el valor de ser hijo, hermano y señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te invitamos a dejarnos tus comentarios, sugerencias u observaciones. Gracias por hacerlo.