7 de noviembre de 2016

LUNES DE LA XXXII SEMANA

Auméntanos la fe

Lectura de la carta del apóstol
San Pablo a Tito     1, 1-9

Carta de Pablo, servidor de Dios y Apóstol de Jesucristo para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al conocimiento de la verdadera piedad, con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido prometida antes de todos los siglos por el Dios que no miente, y a su debido tiempo, él manifestó su Palabra, mediante la proclamación de un mensaje que me fue confiado por mandato de Dios, nuestro Salvador.
A Tito, mi verdadero hijo en nuestra fe común, le deseo la gracia y la paz que proceden de Dios, el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Te he dejado en Creta, para que terminaras de organizarlo todo y establecieras presbíteros en cada ciudad de acuerdo con mis instrucciones.
Todos ellos deben ser irreprochables, no haberse casado sino una sola vez y tener hijos creyentes, a los que no se pueda acusar de mala conducta o rebeldía.
Porque el que preside la comunidad, en su calidad de administrador de Dios, tiene que ser irreprochable. No debe ser arrogante, ni colérico, ni bebedor, ni pendenciero, ni ávido de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amigo de hacer el bien, moderado, justo, piadoso, dueño de sí.
También debe estar firmemente adherido a la enseñanza cierta, la que está conforme a la norma de la fe, para ser capaz de exhortar en la sana doctrina y refutar a los que la contradicen. 
Palabra de Dios.

SALMO Sal 24 (23),1-2.3-4.5-6. 
R.    Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano. R.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos, ni jura falsamente. R.

Él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob. R.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Lucas    17, 1-6

Jesús dijo a sus discípulos:
«Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado!
Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, perdónalo.»
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, ella les obedecería.» 
Palabra del Señor.

Para reflexionar

Durante tres días, leeremos una de las cartas pastorales de Pablo: la que escribió a su discípulo Tito que habiendo sido pagano y ya convertido al cristianismo acompañó a Pablo en muchos de sus viajes: Tito era uno de sus hombres de confianza a quien llama: “verdadero hijo mío en la fe que compartimos” a quien había puesto como responsable de la comunidad cristiana de Creta, la gran isla del Mediterráneo.
En la carta aparecen dos temas importantes: la organización de la comunidad de Creta y cómo luchar contra las herejías, que se presentan como un grave peligro para la fe que comienza en esa isla. Por lo tanto le encomienda que organice la vida de la comunidad, estableciendo presbíteros en cada ciudad con las siguientes cualidades: “sin tacha, fieles a su única mujer, no arrogantes ni coléricos, no dados al vino ni pendencieros, ni tampoco ávidos de ganancias”. Muy por el contrario deben ser, “hospitalarios, justos, dueños de sí y fieles a la fe recibida”.
El cuidado en la elección se debe a que son “administradores de Dios” con el estilo de vida que ha enseñado Jesús ante todo en su propia existencia, antes que en las palabras.
Las herejías que le preocupan a Pablo pareciera que proviene de grupos que adherían a un gnosticismo judeo-cristiano con ciertos toques de magia que empezaba a esparcirse por las ciudades del Asia Menor.
El fundamento que pone Pablo para las actitudes que deben tener los cristianos es porque pertenecen a un pueblo santo. En el Nuevo testamento hay un rechazo a presentar las virtudes o los deberes morales como simples imperativos.
Del comportamiento de los cristiano depende el buen nombre de “lo que Dios nuestro Salvador nos enseña”.
***
Se tiene, a veces, tendencia a idealizar a los primeros cristianos, como si hubiesen vivido en un mundo ideal y aureolado de todas las cualidades. La Iglesia no ha estado nunca exenta de los problemas concretos que supone todo grupo humano. El texto nos presenta tres realidades importantes para la comunidad de discípulos y para la Iglesia futura: escandalizar a los pequeños, la falta de perdón y la fe de los apóstoles.
Las palabras de Jesús son radicales, porque una Iglesia en la que se escandaliza a los niños y a los pobres, en la que no se perdona al hermano que peca con gran frecuencia, y en la que falta la fe en los que la conducen, no es su Iglesia.
Jesús habla diciendo que son inevitables los escándalos y previene a los discípulos, pero se lamenta y condena a aquel que los propicia. El ambiente de la comunidad de Lucas es judeo-cristiano, es decir con miembros provenientes del judaísmo y del mundo gentil. Desde este contexto podemos descubrir algunos motivos de escándalo: existe un desequilibrio socio-económico; hay un reparto injusto de los bienes en el seno de la misma comunidad.
Por otro lado encontramos la dificultad de corregir al hermano, y la resistencia a brindarle generosamente el perdón, todas las veces que lo necesita. Una comunidad, que quiere ser signo de que el Reino de Dios ha comenzado, no puede pasar por alto las exigencias de una justicia nueva, y de una fraternidad basada en el verdadero amor al hermano; que alcanza su máxima expresión, en el perdón y la reconciliación.
Los discípulos reconocen que son insuficientes sus fuerzas para asumir la responsabilidad que implica la construcción del reino. Estas actitudes, sólo alcanzan sentido y posibilidad de ser vividas con integridad, desde la fe.
Todos influimos para bien o para mal, en los que conviven con nosotros. El amor sin límites a los hermanos, es la característica de los discípulos que forman una comunidad de hermanos. Los cristianos somos hermanos, pero no somos personas perfectas; somos pecadores. Jesús no idealiza su comunidad, ni la piensa impecable y sin historia: concretamente sabe que es y será una comunidad en la que las personas se equivocan, se impacientan, buscan su propio interés, se ofenden unas a otras; hasta siete veces al día. A todos nos cuesta perdonar, nos sale mucho mejor juzgar, condenar y recriminar.
La corrección fraterna si se realiza con prudencia y con la delicadeza que brota del amor, va de la mano del perdón y la generosidad de corazón. Debemos hacer nuestra la petición de los discípulos.
Hay que tener una fe fuerte y grande, para seguir creyendo en nuestros hermanos cuando nos han fallado muchas veces. La misma fe que Dios tiene en cada uno, que sigue creyendo en nosotros a pesar de las reiteradas veces que fallamos. Se hace imprescindible reconocer con humildad nuestra impotencia, y pedir confiadamente al Señor la fe, al menos del tamaño de un grano de mostaza, para que Él obre en nosotros y con nosotros.

Para discernir

¿Cuáles son las cosas que más me escandalizan?
¿Cuáles son las cosas con que más escandalizo?
¿Puedo dar el perdón con generosidad?

Repitamos a lo largo de este día

…Dame la fe de un grano de mostaza, Señor…

Para la lectura espiritual

«Tú, perdónalo»

… «El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites» (1C 13,7). Con ello el apóstol Pablo nos quiere enseñar que si esta virtud se puede mantener con una firmeza tal, es porque está unida a una paciencia a toda prueba. Y dice más: «Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef. 4,2).
No es posible mantener la unidad ni la paz si los hermanos no se esfuerzan en practicar la tolerancia mutua y el vínculo de la concordia, gracias a la paciencia. ¿Y qué decir aún de no jurar, ni maldecir, de no reclamar lo que nos han quitado, de presentar la otra mejilla a quien nos bofetea, de perdonar al hermano que ha pecado contra nosotros, no solamente setenta veces siete, sino todos sus errores, amar a nuestros enemigos, orar por nuestros adversarios y por los que nos persiguen?
¿Cómo conseguir todo esto si no se es firmemente paciente y tolerante? Es lo que hizo san Esteban cuando, en lugar de clamar venganza, pidió misericordia para sus verdugos diciendo: « ¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!» (Hch 7,60…) 
San Cipriano (hacia 200-258), obispo de Cartago y mártir
Los Beneficios de la paciencia

Para rezar

Dios y Padre nuestro
que conocés nuestra poca fe
te pedimos que no desfallezca nuestra esperanza,
que tu Espíritu renueve
nuestro ardor, que se agota buscando
otras riquezas y otros caminos.
Que tu palabra, sembrada en nuestro corazones,
crezca y dé fruto,
y así transforme nuestro mundo
y lo haga adelanto del reino definitivo.
Nos confiás el cuerpo y la sangre de tu Hijo,
que son anticipo del Reino definitivo;
Ellos son fruto de nuestra tierra y de nuestro trabajo,
y unidos a tu obra creadora
son ya las primicias de los tiempos nuevos.
Que sean también, para nuestro gozo,
el alimento y la fuerza para el camino
que nos conduce

a tu encuentro.


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